Tracción Quattro Le Mans, una historia paralela
|||| El R8 se declina en configuración biplaza con motor central longitudinal trasero (la clave de su excelente reparto de masas) y trufado marca de la casa en tracción Quattro aunque, como todo deportivo que se precie, con preponderancia de propulsión trasera (reparto 10/90). En este caso, Audi «se olvida» del diferencial central Torsen a favor de un diferencial viscoso situado muy cerca del tren delantero. En condiciones normales, el coche rueda con reparto 10/90 delantero-trasero, lo que proporciona una mayor agilidad dinámica, aunque en situaciones de deslizamiento excesivo, el reparto puede variar automáticamente hasta un máximo del 35% sobre el tren delantero. En situaciones límite, el ESP (control de estabilidad) atempera las reacciones del tren trasero, con dos gradaciones: normal y sport. También existe la posibilidad -no demasiado aconsejable- de desconectarlo totalmente. La práctica totalidad de la carrocería del R8 está realizada en aluminio, con la posibilidad de «decorarla» opcionalmente con paneles verticales traseros de diferente tonalidad. El V8 puede verse -¿admirarse?- a través del generoso cristal trasero y en la parte delantera existe un pequeño hueco portaobjetos (83 centímetros de ancho, 39 de largo y 50 de profundidad). Las geometrías de suspensión se conforman en base a cuatro amortiguadores dobles de longitud diferente (también de aluminio) y opcionalmente se ofrece la suspensión «magnética», de dureza variable, que actúa según la información que mandan unos sensores en virtud de varios parámetros: forma de conducción y aceleración, balanceo e inclinación del coche, etc. |||| La madre de todas las carreras, la course plus grande du monde» , las míticas 24 Horas de Le Mans han conocido este año un duelo histórico: la gasolina ha dejado paso al gasóleo. Audi y Peugeot pusieron sobre el asfalto de La Sarthe lo más granado de su producción TDi / HDi. Han hecho falta 75 ediciones -74 en realidad- para desterrar la gasolina del escalón más alto del podio en la carrera de Resistencia más famosa del mundo. En 2006 Audi ganaba por primera vez Le Mans con un motor diesel, la misma denominación R10 TDI que ha vuelto a imponerse en junio pasado. Así que... ¿qué tiene que ver el R8 de calle con los biplazas sport de Le Mans?. Muy poco, es verdad; salvo que, como en todos los hitos, en las epopeyas automovilísticas que en el mundo han sido, la mayoría de ganadores han acabado por rendir tributo, «de la pista a la calle», con un modelo bautizado... R8, como aquel pionero Audi R8 que ganó Le Mans en el año 2000. También R8 FSI (inyección directa de gasolina) que reverdeció laureles al año siguiente y al otro y en 2004 y en 2005... hasta la llegada en 2006 -victoria incluida- del R10 TDI que, sin duda lo saben, volvería a rematar con el triunfo en 2007. Siete victorias firmadas por Audi en los primeros sete años del XXI. Todos los biplazas de los cuatro aros en configuración «abierta» (spyder), como en los viejos tiempos, para facilitar -dicen los de Inglstadt- los relevos de los pilotos, por mucho que se penalice ligeramente la aerodinámica del coche y que, eso también, estén llamados a desaparecer en 2001, cuando el ACO (Automobile Club de Louest) estrene reglamentación para las 24 Heures du Mans . Una carrera,»La Carrera», en la que ha competido, desde 1923, la flor y nata del automovilismo mundial. «Volveremos a venir y volveremos a ganar». Muchos lo han dicho antes que Audi y algunos lo dirán de nuevo. De momento, los cuatro aros han impuesto su ley en los inicios del XXI; tras la estela de Bentley («los camiones más rápidos del mundo»... ya saben), igualando a Jaguar (incluidos los mágicos C y D Type de los cincuenta), superando al óvalo de Ford (y sus épicos duelos de los sesenta con Il Cavallino )... sólo Ferrari, que no compite oficialmente en Le Mans desde hace tres décadas, los supera en dos victorias. Y Porsche que... justo dobla a Audi en triunfos. Puede ser... ¿»Volveremos a venir y volveremos a ganar»?.