Mucho hecho, mucho por hacer
Ya sabemos que el aniversario que se celebra es el de los diez años de declaración de Patrimonio de la Humanidad otorgado por la Unesco para Las Médulas, pero haciendo un poco de historia diremos que no sólo han pasado diez sino 24 años desde que miembros del Instituto de Estudios Bercianos coordinaran e impulsaran el movimiento de protesta por la construcción de la carretera que se prolonga desde Médulas hasta la Cuevona, y que produjo los primeros derribos de castaños. Más tarde, apartir de 1984 se publicaron en nuestra revista diversos artículos relacionados con el entorno de Las Médulas: Minería romana, arquitectura popular, etc... que ya mostraron nuestra preocupación y el convenciemitento de la importancia del estudio de la minería del oro romana para el conocimiento del Bierzo en la antigüedad. Por el mismo motivo el Instituto de Estudios Bercianos, con los distintos medios con los que contaba, ofreció al equipo de arqueólogos dirigido por Javier Sánchez Palencia la oportunidad de difundir por todo el bierzo el trabajo que se estaba realizando en la ZAM -zona arqueológica de Médulas-, y lo hace en las jornadas sobre este paraje que se celebraron en 1991. Más tarde, concretamente en 1992, comienzan los campos de trabajo en la zona arqueólogica de Las médulas y jóvenes voluntarios de todo el bierzo apoyan con su ilusión, esfuerzo y trabajo la labor en la ZAM; a la vez que limpiaban, recrecían muros y descubrían canales enterrados, aprendían de Javier Sánchez Palencia y de María Dolores Castaño-Posse, y de su equipo nuestra historia y el rico patrimonio que se encuentra en nuestra comarca. Estos campos de trabajo se van a desarrollar ininterrupidamente en adelante, y el Instituto de Estudios Bercianos hizo frente a todos los gastos hasta que en 1999 la Junta de Castilla y León asumió los mismos. En al año 1994 organizamos el primer congreso sobre nuestro patrimonio: «El Bierzo, piedra a piedra». Y de nuevo las Médulas y el equipo de arqueólogos de la ZAM tuvieron un papel protagonista. En 1995, el Instituto de Estudios Bercianos publicó en colaboración con el Diario de León la «Historia del Bierzo», y también desde aquí el equipo de investigación adelantó parte de sus conclusiones sobre las Médulas y su importancia en el conjunto de la minería romana del oro del noroeste peninsular. Y siguiendo en esta línea de actuaciones en julio de 1997 -antes de la declaración de la Unesco- se celebró el «primer curso de preparación para informadores de la ZAM» destinado exclusivamente a jóvenes de los tres municipios: Borrenes, Carucedo y Puente Domingo Flórez. Este curso se repetiría en 1998 y sivió para formar a un total de 24 personas residentes en el entorno de Las Médulas, proporcionándoles un conocimiento en profundidad de la ZAM, y favoreciendo que los vecinos pudiesen beneficiarse de su uso turístico. También en 1997 se celebró otro curso para la formación de arqueólogos bercianos, para que se fueran relacionando con el entorno de Las Médulas. En 1998 publicamos la «Guía de la zona arqueológioca de las Médulas», elaborada por el equipo de arqueólogos que venían realizando las excavaciones desde 1988. y desde aquel momento nuestra implicación ha sido constante, regentando el Aula Arqueológica desde su inauguración en julio de 1998, colaborando en las iniciativas culturales dinamizadoras de la zona, creando empleo en la misma, y sugiriendo y demandando soluciones desde nuestro papel como patronos de la Fundación Las Médulas. En esta línea de trabajo por nuestra tierra y respeto a nuestro patrimonio en el año 2004 abordamos con gran esfuerzo la compra del yacimiendo de Pedreiras, con el objetivo de facilitar su recuperación. Por todo lo dicho nuestra presencia en Las Médulas no es gratuita. Las Médulas han sido y seguirán siendo un objetivo importante de nuestro trabajo en el Instituto, como el resto del patrimonio berciano -recordemos las Jornadas de San Pedro de Montes, el Congreso sobre Carracedo, etc-. Siempre hemos tenido claro que el esfuerzo de todos era necesario, primero para que se lograra el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y después para estar a la altura de este nombramiento. Pero no parece que este principio de unidad, de colaboración, y de entendimiento esté presente en las administraciones e instituciones con responsabilidad en el paraje. En unas ocasiones con intervenciones excluyentes, y en otras despilfarrando el herario público al duplicarse los servicios ofertados en el paraje. Sin duda se ha avanzado en estos años. La divulgación turística ha sido amplia y eficaz, aunque al principio este reclamo turístico se produjo antes de crear las infraestructuras necesarias para atenderlo -por ejemplo la señalización existente hoy día se terminó de colocar tras recibir múltiples quejas-. Hoy día el paraje responde a las necesidades del visitante. Está perfectamente señalizado. Los trabajadores que actúan en la zona están cualificados y atienden perfectamente las expectativas de todo tipo de turista. Pero hay que ir más allá y plantearse si esta difusión que se realiza además de crear el interés por el lugar promueve un conocimiento veraz del mismo, transmitiendo a los visitantes la verdadera importancia del paisaje cultural que visitan. También son de destacar los estudios sobre el paraje que se divulgan a través de publicaciones como los Cuadernos de la Fundación Las Médulas y los materiales didácticos de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León, ya que las Médulas están también catalogadas como Monumento Natural, y el lago de Carucedo es zona húmeda protegida de Castilla y León. Pero es necesario llevar a cabo una labor educativa a todos los niveles. Tanto escolar como para el público en general. Diseñar materiales didácticos adecuados en los contenidos y dirigido a los niveles educativos que puedan comprender la complejidad del paraje. Al día de hoy la necesidad urgente es lograr un Plan de Gestión Integral que sea capaz, entre otras cosas, de ordenar las visitas evitando de este modo el turismo incontrolado, de coordinar las actuaciones de todos en una única dirección, y de potenciar por igual todos los recursos que se pueden visitar en la zona. Seguramente la masificación turística es la servidumbre que se está pagando por la catalogación como Patrimonio de la Humanidad, pero es posible y necesario además controlar los recorridos para no masificar las zonas y a la vez dar un mejor servicio a todos aquellos que se nos acerquen.