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Aston Martin DBS, de ensueño... Legend...

Del sustituto del Vanquish se construyen, artesanalmente, tres unidades diarias a razón de... 259.400 euros «la pieza». El nuevo DBS, la versión más radical del DB9, monta un motor V12 de 510 CV, unido a un cambio manual de 6 marchas

Publicado por
J. FERNÁNDEZ | texto
León

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De innegable parecido estético con el DBR9 que este año ha ganado la categoría GT1 en las 24 Horas de Le Mans, el DBS se declina en un preciosista biplaza coupé (las dos plazas traseras son meros receptáculos testimoniales) capaz de enamorar por unos rasgos físicos que nos transportan a la época dorada del automovilismo deportivo. Cuando los coches -como hoy el DBS- se fabricaban «a mano» y cuando, eso también, las carreras se contaban por míticas epopeyas. En una época -la actual- en la que la majestuosa industria británica del motor ha perdido buena parte de su encanto, reconforta comprobar como, de cuando en vez, saltan a la palestra realizaciones como el DBS: ligero (aluminio, fibra de carbono, composite ...), favorable reparto de peso, más dinámico y con mejores frenos que el Vanquish. Con 4,72 metros de largo y 2,74 de batalla, el DBS hace gala de un habitáculo bastante más desahogado; por mucho que, ya se ha dicho, el coche se convierte -en la práctica- en un estricto dos plazas. Incluso existe la posibilidad de elegir -son coste adicional- entre unos asientos «normales» (múltiples posibilidades de regulación) u otros de carácter más deportivo, inspirados en los baquet de competición, también eléctricos aunque con menos posibilidades de regulación. Dotado, de momento, de una caja manual de 6 velocidades, el DBS podrá montar también -el próximo año- un cambio automático secuencial con levas en el volante, que -al decir de los observadores- le vendrá muy bien al DBS para sacar todo el potencial a la caballería que se aloja bajo el capó. También la suspensión autoadaptativa y, sobre todo, los frenos carbonocerámicos (alojados en las espectaculares llantas de 20 pulgadas) son otras dos de las grandes aplicaciones ytecnológicas del modelo. En suma, que el DBS resulta ser la respuesta de Aston Martin a realizaciones como el Porsche 911 GT3 o el Ferrari F430 Scuderia; es decir, las versiones más potentes y radicales de esos mencionados fabricantes. Aston Martin puede ser recordada por el coche de Bond, James Bond; por el «007» de Le Mans 2007, también por el DBR1 de Roy Salvadori y Carroll Shelby. Y por el DBS... el de los «tres diarios». Ganadores en 1959 (el año del famoso duelo Aston Martin / Ferrari 250 TR) con el DBR1 pilotado por Roy Salvadori y Caroll Shelby, la marca británica entró en la leyenda de Le Mans. A veces... basta una sola victoria para formar parte del mito de los Sixties ; la época dorada del automovilismo moderno, cuando los coches artesanales dominaban un romántico panorama cuya atmósfera puede revivirse hoy en las «Le Mans Legend», previas a las 24 Horas de verdad . La fotografía corresponde a un DBR2 que disputó la carrera histórica de este año 2007. Cuatro Aston Martin, tres de ellos oficiales (DBR1 motor 6 cilindros, 265 CV y transmisión «translaxe»), tomaban la salida en aquellas 24 Horas del 59. Todos con aerodinámica modificada y, dos de ellos (que acabaron la carrera), con motores de cigüeñal de 7 apoyos en lugar de 4. El cuarto representante de la marca británica, inscrito a título privado, era un coupé DB4 GT que montaba el mismo motor de los biplazas DBR1. Bajo la impecable dirección de Reg Parnell y gracias a un planteamiento que respetaba escrupulosamente una táctica de carrera basada en un coche liebre , papel que se asignó al pilotado por Stirling Moss y Jack Fairman, Aston Martin firmaba su primera -y única... hasta la fecha- victoria en Le Mans. La rotura de motor obligaría a la retirada de Moss cuando sólo se habían disputado dos horas de carrera; aunque el objetivo se había cumplido con creces: los 250 TR de Maranello sucumbían paulatinamente (motores, cajas de cambio...) en su alocada persecución en pos de los insultantes Aston Martin. El DBR1 de Roy Salvadori y Carroll Shelby lideraban con autoridad la prueba desde la mitad de la misma. Acabaron ganando por delante de otro DBR1, el pilotado por Maurice Trintignant y Paul Frère; ambos coches en la misma vuelta, algo poco frecuente en aquella época. Aquel año, Aston Martin conquistaba también el Campeonato de Marcas, gracias a las tres victorias -en cinco pruebas- logradas por Stirling Moss.

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