Los secretos de Cristina Kirchner
La esposa del actual presidente de Argentina, Néstor Kirchner, sucederá mañana a su marido en un cargo que desempeñará durante los próximos cuatro años. Por primera vez en la historia de Argentina el traspaso se hará por la tarde
Cristina Fernández de Kirchner será desde mañana la nueva presidenta de los argentinos. Su asunción tiene dos particularidades, es la primera mujer de ese país que llega a la jefatura de Estado por el voto popular y también es la primera mujer en recibir el mandato de manos de su esposo, Néstor Kirchner. Cristina ha previsto una ceremonia muy especial y se ha preparado para ella también de una manera muy especial. Ha cambiado incluso las reglas del mismísimo protocolo presidencial. Para comenzar, ha decidido que sus edecanes militares sean mujeres «porque quiero que mis asistentes en representación de las armas sean oficiales del sexo femenino», exigió. Hay que recordar que las funciones de los edecanes son acompañar al presidente en todas sus actividades oficiales, recibir sus audiencias, transmitir las órdenes del jefe de Estado, tienen acceso al despacho presidencial y pueden recibir todas las llamadas telefónicas dirigidas al primer mandatario. También por primera vez en la historia de Argentina el traspaso del mando presidencial se hará por la tarde. La ceremonia central está prevista para las tres de la tarde en el edificio del Congreso Nacional y los organizadores aseguran que esta vez todo se hará respetando el horario, ya que Cristina es más rigurosa con los protocolos que su esposo que, al contrario que ella, suele hacerse esperar. En el salón azul de la Cámara de Diputados el notario de la presidencia leerá la fórmula del traspaso y luego será Néstor Kirchner el que le entregará el bastón de mando a Cristina, que fue tallado especialmente por el orfebre de origen catalán Juan Carlos Pallarols y es más liviano que el anterior y lleva empuñadura de plata. Acto seguido el presidente deberá colocar la banda presidencial a su esposa que, fiel a su conocida preocupación por la moda y el cuidado de su imagen, pidió cambiar el tipo de tela con la que se realiza la banda celeste y blanca que lucirá mañana. Cuando el personal de la sastrería militar se acercó a tomarle las medidas para confeccionar la banda, Cristina preguntó: «¿Se puede cambiar la tela?». Ante la respuesta afirmativa, eligió un gros de seda. La ropa que lucirá Cristina mañana es un secreto bien guardado, aunque se supone que vestirá un traje de falda y chaqueta en colores claros. Cuidar la imagen La presidenta electa tiene una relación muy particular con la estética. Cristina no oculta su pasión por el maquillaje: «Me pinto como una puerta», declaró hace tan solo unas semanas. La esposa de Kirchner cuenta con una exclusiva diseñadora de cabecera, Susana Ortiz, que la asesora en su vestuario, le confecciona la ropa y le da consejos varios sobre cómo mejorar su imagen. Su peluquero es Alberto Sanders, que comparte con buena parte de las mujeres más famosas del país y es quien aconsejó a Cristina su nuevo corte desflecado y con extensiones (mechones de cabello postizo que se adhieren al propio). Ella tiene alrededor de 150 de 40 centímetros que renueva cada 90 días. En cuanto a su imagen personal, la señora de Kirchner se aplicó rellenos faciales y Botox para atenuar sus arrugas. Se realizó un blanqueo dental y se aplicó una despigmentación facial y sesiones de ondas sobre el cutis con radiofrecuencia. La nueva presidenta de los argentinos es una mujer elegante y respeta los códigos internacionales de lo que esto significa; por eso sus marcas favoritas son Louis Vuitton, Hermés y Escada; usa joyas con piedras semipreciosas y un Rolex President en la muñeca izquierda. Para demostrar que no se le escapa ningún detalle, Cristina Fernández dio instrucciones estrictas a los fotógrafos de la agencia de noticias estatal, Telam, sobre cómo retratarla: no deben sacar tomas de cuerpo entero, salvo que lleve pantalones, nada de primerísimos planos y menos aún enfocarla de arriba hacia abajo. Por último, mañana, como fin de fiesta, la nueva presidenta volverá a abrir el histórico balcón de la Casa de Gobierno y, a la manera de Evita, se dirigirá desde allí a la multitud que esperará ansiosa en la plaza oír lo que tenga que decirles su nueva líder.