Diario de León

Las evidencias que provoca el cambio climático en el mundo

Nieve en verano, hielos que se derriten, especies animales en peligro de extinción, temor a enfermedades contagiosas... Los corresponsales del Diaro de León cuentan sus vivencias más cercanas

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MARÍA PÉREZ PLA | colombia AGUSTÍN BOTINELLI | argentina IMANOL ALLENDE | ingla
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Mañana soleada, tarde de granizo En Bogotá nadie recuerda una granizada tan devastadora como la del pasado fin de semana. «Jamás habíamos tenido una que afectara un área tan grande, prácticamente toda la cuidad», dice Carlos Costa, director del Instituto de Meteorología y representante de Colombia en el Panel Intergubernamental del Cambio Climático ganador del Nobel de Paz que presentará sus conclusiones finales la próxima semana en Valencia. Para el experto no hay ninguna duda, según rezan los informes del Panel de la ONU, de que la mano del hombre tiene mucho que ver en este calentamiento. Sin embargo aclara que los climas extremos ocurridos en Colombia también son producto tanto de la estación como del fenómeno de La Niña, que afecta al continente este año. Más severas han sido las lluvias incesantes en gran parte de la costa caribeña colombiana. En la colonial ciudad amurallada de Cartagena, la cantidad de agua caída en el mes de octubre supera los máximos históricos de los últimos 50 años. A lo largo del mismo mes, 13 personas resultaron muertas por derrumbes y desbordamientos a causa de las lluvias y el número de damnificados llegó a 120.000 distribuidos en 400 de los 1.099 municipios que tiene el país. «Uno de los efectos del cambio climático es que la intensidad de las lluvias aumenta. Cuanto más caliente esté el aire, más capacidad tiene de retener agua, por tanto el aguacero es mayor», explica Costa. Nieve en Buenos Aires, desierto en los Andes Si se analiza el informe que hace tan solo unas semanas dio a conocer la Secretaría de Ambiente de la Nación sobre los efectos del cambio climático, Argentina será uno de los países más afectados y las consecuencias, según los expertos, para los próximos 100 años, no son de lo más alentadoras. La temperatura aumentará de 2 a 4 grados, con mayor intensidad en el norte y centro del país; se prevé un incremento de las lluvias de hasta 200 milímetros más que el promedio anual para las mismas regiones, con excepción de la zona cercana a la cordillera de los Andes sobre el oeste de Argentina desde el norte hasta el sur, donde se pronostican hasta 400 milímetros menos, es decir, desertización del suelo. En algunos sectores de la cuenca del Plata, Buenos Aires y alrededores habrá mayor riesgo de inundaciones, en tanto que la zona de Cuyo (noroeste) podría sufrir una potencial sequía. Las emisiones que ya se han acumulado en la atmósfera tendrán un efecto sobre el clima, independientemente de que puedan limitarse las emisiones a futuro. Palmeras en los jardines de las casas La década de los noventa fue la más cálida en el Reino Unido desde 1660 y cuatro de los cinco años más calurosos desde entonces han tenido lugar en los últimos diez. La temperatura en el centro de Inglaterra ha aumentado un grado centígrado desde 1900, lo equivalente a pasar del sur de Inglaterra al centro de Francia. Durante agosto del 2003 se registró la temperatura más alta nunca medida en el Reino Unido, en Brodgale, condado de Kent, donde los termómetros alcanzaron los 38,5 grados. Ese mismo mes, entre los días 4 y 13, alrededor de 2.000 personas murieron en el Reino Unido por causas relacionadas con el calor. Al mismo tiempo, desde 1990 ha habido un descenso del 20 por ciento en precipitaciones y sin embargo cuando llueve lo hace torrencialmente, causando graves inundaciones como la vivida el pasado verano. De hecho, los cuatro inviernos más húmedos desde 1600 han tenido lugar en los últimos 10 años. Las inundaciones de otoño e invierno del año 2000 fueron las peores registradas en el Reino Unido en los últimos 270 años. La industria agrícola perdió por este motivo unos 750 millones de euros. Otra evidencia del cambio climático es la frecuencia en la aparición de tornados -este año uno destrozó numerosas viviendas de un barrio de Londres- y que los días de vientos de gran intensidad sean más normales. Otra demostración de que algo sucede es el aumento del nivel del mar en las costas británicas en 10 centímetros desde 1900 y en algunas zonas hasta 25 centímetros, y se han calentado alrededor de 0,5 grados desde 1990. Un efecto que se puede apreciar de este aumento del nivel del mar es el uso de la barrera del Támesis, construida cerca de la desembocadura del río a su paso por Londres y que en un principio apenas se utilizaba alguna vez al año -para impedir que los niveles del agua pudieran inundar la ciudad- y que sin embargo ahora se utiliza al menos en trece ocasiones al año. El cambio climático también se ha podido apreciar en sus efectos en la fauna del país. Por ejemplo en los últimos treinta años se ha doblado el número de aves que invernan en el Reino Unido ante la suavidad de las temperaturas. Sin embargo, también se ha constatado que otras aves que antes solían reparar en el Reino Unido para invernar ya no lo hacen. Los investigadores británicos han constatado también que el 63% de las mariposas se han desplazado hacia latitudes más altas entre los 35 y 240 kilómetros durante el pasado siglo, mientras que solamente el 3% lo ha hecho hacia el sur. Este desplazamiento, forzado por el calentamiento global y que según todos las previsiones aumentará en los próximos años, afecta también a otros seres vivos sensibles al tiempo, que se ven condicionados por la extinción de otras tantas especies de sus lugares de orígenes, donde las plantas de las que se alimentaban han desaparecido o disminuido. Por otra parte, no es difícil ver en la actualidad jardines de las casas británicas en las que sobresalen palmeras o yucas, plantas más representativas de latitudes mediterráneas y del sur de Europa.

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