De toreros y de «héroes románticos»
El economista y aficionado taurino Carlos Abella recorre lo ocurrido en las últimas siete décadas en la fiesta en un libro titulado «De Manolete a José Tomás»
El torero es «el último héroe romántico», pero el que «se arrima», el que dignifica la profesión, y no el que «se echa a perder» en la arena mediática, según Carlos Abella, autor de De Manolete a José Tomás. «Los toreros son todos muy raros» y esa rareza les viene de vivir «en un mundo muy especial: el del mundo del miedo no evidenciado», afirma en conversación con la agencia Efe Abella, economista, escritor y -ante todo- aficionado taurino, que acaba de publicar en Alianza Editorial un manual de más de 700 páginas y de espíritu casi enciclopédico. Subtitulado Historia del toreo en España y México desde 1939 hasta nuestros días, el libro es, según Abella, «serio, riguroso y de análisis, contiene muchos datos», pero también la opinión, recuerdos y vivencias de alguien cuya pasión por los toros se gestó en su más tierna infancia y quien además ha tenido la «suerte» de conocer ese mundo tan endogámico desde dentro. Con su título, Abella, que nació en Barcelona veinte días antes de que a Manolete le matará un toro en la plaza de Linares, lanza un guiño intencionado al lector sobre la influencia que piensa que tiene el diestro de Córdoba sobre el nuevo fenómeno taurino José Tomás, cuya trascendencia como personaje trasciende los ruedos. Para Abella, José Tomás es la más pura expresión de lo que él llama «héroe romántico», alguien que se ha hecho torero, no espoleado por la zarpa del hambre, como sucedía antes, sino por afición, por vocación, por realizarse personalmente en una profesión «ruda», en la que te juegas la vida cada vez que te vistes de luces. Destaca también el caso de los hermanos Rivera Ordóñez (Francisco y Cayetano) o de Miguel Báez El Litri, nacidos en familias adineradas y que han elegido el «durísimo» camino de ser toreros, lo que demuestra que ese oficio «es un arte, una forma de realizarte personalmente y tiene un componente sentimental y romántico». «Manolete era muy serio, muy grave, muy riguroso. José Tomás tampoco está para coñas. Le ha devuelto a la figura del torero una cierta dignidad, que los demás habían mal usado. Hay toreros que han hecho de su profesión un cachondeo», se lamenta Abella, para quien «ser torero es una cosa muy seria, muy profesional». Pero también -añade- los empresarios taurinos han contribuido a la «prostitución de la figura del torero» al «utilizarle, abusando de él desde el punto de vista televisivo», con emisiones de corridas «lamentables», sin interés, que «no dignifican» la fiesta nacional. Reaparición de José Tomás En ese contexto y poco antes de desaparecer durante cinco años, José Tomás, que reapareció de forma triunfal en Barcelona en 2007, se plantó y dijo: «El que quiera verme que vaya a la plaza, y si me dejo televisar seré yo quien cobre los derechos, no el empresario». Abella, que califica de «excepcional» la expresión artística del toreo de José Tomás, sobre quien prepara ahora un libro, como en su día escribió otros de Paco Camino o Luis Miguel Dominguín, espera que sea su estilo y su impronta las que dominen en el siglo XXI. «José Tomás ha sido el último torero que ha reivindicado en el ruedo que torear es una expresión mística, un acto de extrema generosidad humana y física, una expresión del más intimo aliento artístico», subraya Abella en el prologo de su libro. Atípico también por su querencia al anonimato, por vivir al margen del mundo taurino -entre sus amigos están Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Miguel Bosé- y su desapego de la religión, en un colectivo muy dado a los altares y las estampitas, José Tomás se significó también por reaparecer en Barcelona, en abierto desafío al sector de la sociedad catalana que le tiene declarada la guerra a la tauromaquia. Un cierto tipo de nacionalismo que identifica los toros con «lo español», «como sucede en Cataluña pero no en el País Vasco», es lo que Abella califica como una «dificultad» externa a las que se enfrenta la Fiesta, aunque es optimista ante el futuro por la «potencia» que la tauromaquia está alcanzando en el sur de Francia. Pasión taurina en Francia Esa pasión taurina en el sur de Francia, donde «se tocan los himnos y los pasodobles sin ningún problema», pone aún más de relieve el sinsentido de asociar los toros a la identidad española, insiste Carlos Abella, quien despoja la tauromaquia de cualquier ideología. «El toreo es un arte y los toreros artistas», resume Abella, quien con su pluma ha firmado también una historia del toreo, el ensayo «Derecho al toro» sobre la influencia en el lenguaje de los términos taurinos, así como una biografía del ex presidente del Gobierno español Adolfo Suárez. Su aportación a las letras se cierra, por ahora, con la obra Murieron tan jóvenes, un ensayo sobre la muerte prematura en el siglo XX de grandes ídolos del cine, de la música, de la poesía y de la política.