Diario de León

Cuando España aprendió a votar Así se vota

En las próximas elecciones cada partido cuidará hasta el último detalle y los mensajes por televisión lo dominarán todo. Pero hubo un tiempo en el que los carteles eran la clave y había mítines con concierto y guardería

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JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ | texto
León

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España se embarcará dentro de unas semanas en una campaña electoral, en la que cada partido cuidará hasta el último detalle la imagen de sus candidatos, y los mensajes para la televisión, como desde hace años, lo dominarán casi todo. Pero hubo otro tiempo en el que la pegada de carteles no era un mero ritual y hasta se convocaban mítines con «cantantes y guardería». Era la primavera de 1977, España se reencontraba con la democracia después de cuatro décadas de dictadura y dos niños santanderinos de 12 años dedicaron las últimas semanas del curso escolar a coleccionar, en vez de cromos, copias de los carteles que empapelaban por decenas su ciudad para algo que ni ellos, ni tampoco sus padres, sabían bien en qué consistía: las elecciones. El Parlamento de Cantabria expone desde esta semana en su patio una selección de los carteles con los que se estrenó la Transición, 60 anuncios que forman parte de una colección mucho más amplia que ha sobrevivido a cuatro mudanzas, a semanas enteras en el maletero del coche y a unos padres que ya no sabían dónde meter tantos papeles. Es la exposición Carteles para la democracia. «Fue un momento de ilusión para quienes lo vivieron. Era necesario que todos los demás lo puedan ver ahora a través de estos carteles y comprueben que lo que entonces eran aspiraciones para la población española, hoy son realidades, realidades que damos por hechas», explica la comisaria de la muestra, Ana Pérez Fraile. Las elecciones de «Cuéntame» Los niños que formaron esa colección de carteles de las elecciones de «Cuéntame», como podrían definirlas ahora, pertenecen a su familia, pero prefieren quedar en un segundo plano. Ella relata su historia mientras revisa el montaje de la exposición. «Me gustaría que los chicos de los institutos visitaran la exposición y que los profesores les dieran una clase aquí mismo. Estos carteles son una lección de historia», defiende. Y lo son, no sólo porque atestiguan lo que ha cambiado la moda en la ropa y el peinado, que también -ni el más cuidado de esos carteles pasaría hoy la censura del asesor de imagen-, sino porque sus mensajes revelan lo que entonces preocupaba a los españoles. El PCE, recién salido de la clandestinidad, se dirigía a su electorado con mensajes como éstos: «Mujer, para cambiar la sociedad, piensa, opina y decide» o «Por una ciudad sin caciques y sin corrupción municipal». Los comunistas pegaron múltiples carteles basados en dibujos sencillos, casi meras viñetas, cada uno de un color. Pero también imprimieron otros más ortodoxos y reverenciales, como una foto en blanco y negro de la Pasionaria con un «¡Sí, sí, Dolores a Madrid!». El PSOE eligió un concepto de campaña más cercano al actual, con carteles a cuatro tintas y un lema, «Está en tu mano», que fue desdoblando en varios mensajes, como «La libertad está en tu mano», «La salvación del campo está en tu mano» o «La llave de Europa está en tu mano». A última hora, recurrió a un dibujante que luego le acompañaría a más comicios: José Ramón Sánchez. Alianza Popular apelaba al patriotismo con un «España, lo único importante» y trataba de ganarse el voto de quienes tenían dudas de cómo iban a gestionar los destinos del país los nuevos políticos, con mensajes como «Si desconfías de la inexperiencia, vota AP». Y la UCD, el gran ganador a la postre, eligió para aquel 15 de junio un eslogan que haría historia: «Vota centro, vota Suárez». ¿Asesores de imagen? El presidente de la institución que organiza esta muestra, el Parlamento cántabro, Miguel Ángel Palacio, también recuerda aquellas elecciones como un momento «de ilusión, de esperanza», de votantes que acudían a los carteles para «ponerle rostro a los partidos» y de candidatos que estrenaban en algo que desconocían. «Eran todos aficionados, no existían los asesores de imagen. Todo eso vino después. La comunicación era sencilla, llana. Era el personaje, sin más», relata. Sin embargo, la inexperiencia y algunas inercias históricas también jugaron malas pasadas a los candidatos. Pensando en su propio partido, a Palacio le viene a la memoria que el PSOE tenía como música de campaña «La Internacional». «Cuando iban a los pueblos y la ponían en la megafonía de los coches, había gente que se escondía en casa. A muchas personas les recordaba momentos penosos de lo que había sido nuestra historia», explica. Combinar una visita a esta exposición con un repaso de la hemeroteca permite comprobar como aquellos mensajes de 1977 reflejan la realidad de una España recién salida del franquismo. Los españoles de aquella época estaban irritados por lo que había encarecido el coste de la vida el petróleo (el año terminaría con una inflación del 26%), comenzaban a preocuparse por el paro, discutían sobre si las demandas de autonomía de vascos y catalanes iban a disgregar o no a España y tenían muy presentes a los emigrantes, pero a los propios, que eran cerca que dos millones. Temas todos ellos -economía, organización territorial y migración- que 31 años más tarde siguen tan presentes como entonces en la agenda política, aunque con matices radicalmente diferentes. Porque en los periódicos de aquellos días se leían noticias como ésta: «Más de 5.000 emigrantes españoles, expulsados de Francia».

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