Más comunicación y más actividad económica

|||| La Bañeza ha sido la auténtica impulsora de la «resurrección» del proyecto de autovía entre León y Bragança. Esta ciudad, que hace cien años vio frustrado el sueño de tener un enlace ferroviario con Bragança logró, a mediados del siglo XX abrir una carretera, la CL-622 y ZA-125, que constituye «el trazado más recto y por tanto, más corto, entre la capital leonesa y nuestra vecina portuguesa Bragança», como señala la UPL en las mociones ante la Diputación y el Ayuntamiento de León. La León-Bragança no se concibe como una autovía «túnel» que pasa de largo por los territorios por los que discurre, como si fuera un tren de alta velocidad, sino, al contrario, como una vía de comunicación para potenciar la actividad económica de los territorios por los que atraviesa. «Las localidades de Bragança, Puebla de Sanabria y La Bañeza reforzarían sus lazos de comunicación y se convertirían, de hecho, en nodos logísticos para la fijación de industrias y servicios» al mismo tiempo que la capital leonesa «vería reforzada su posición en el ámbito de las comunicaciones del noroeste de España». Las cuatro ciudades quedan a medio camino entre el Arco Atlántico y la fachada Cantábrica, es decir, entre los puertos más importantes de Portugal y Galicia con los de Gijón, Santander y Bilbao. Estas ciudades pretenden aprovechar los intercambios de flujos económicos entre Portugal, un país con una balanza comercial en la que pesan más las importaciones que las exportaciones, España y el resto de Europa. Los leonesistas captaron muy bien este argumento: «Se trata de un corredor de gran importancia para los intereses de las comarcas afectadas y de la propia capital». León se convertiría en un «polo logístico de innegable importancia» en las relaciones con Portugal y el resto de Europa y las comarcas por las que atraviesa, actualmente deprimidas, tendrían la oportunidad de «recuperar población y potenciar sus recursos económicos», «culturales y turísticos».