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La inigualable hospitalidad que ofrecen las Carbajalas

El convento de la plaza del Grano se ha convertido en un gran hotel y un singular restaurante

Publicado por
MARCELINO CUEVAS | texto
León

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Los que caminan en busca de la magia de Santiago de Compostela, cuando llegan a León tienen varias opciones para el descanso, pero en su mayoría prefieren las sencillas pero cómodas instalaciones del Hogar del Peregrino que las Carbajalas atienden con sumo cariño en su convento de la típica plaza de Santa María del Camino. Pero el antiguo convento esconde otras posibilidades hosteleras. La Hospedería Monástica Pax lleva dos años abierta el público. En ella la comunidad benedictina ofrece, todas las comodidades de un modernísimo hotel. 18 habitaciones dobles climatizadas, con televisión, teléfono y conexión a Internet. Pero, además, una impagable vista sobre la Plaza del Grano y el silencio del entorno de este singular convento. San Adrian y Santa Natalia son dos mártires cuyos restos se conservan en el altar mayor de la iglesia de las Carbajalas, por eso su las hermanas han querido dedicarles a ellos su labor en la hospedería llamando a la empresa que lo regenta, Adrinata . Pero el nombre comercial es el de Hospedería Monástica Pax También cuenta el convento con grandes y luminosos comedores que, según nos explica su encargada, Sor María Eufemia, tienen sus usos debidamente adjudicados. «El más grande y luminoso está destinado -nos cuenta- a los desayunos de la gente que se hospeda en nuestra casa. Los otros dos son para ofrecer comidas o cenas a todos aquellos que vengan a solicitarlo. Hay unas premisas, que sean grupos de más de diez personas y que nos avisen con anticipación, para ponernos de acuerdo tanto en el menú como en el precio. Nosotros en principio no pensábamos servir comidas, pero como tenemos mucho personal en la hospedería, tenemos esa posibilidad y la aprovechamos». Las benedictinas de la Plaza del Grano no están improvisando, en sus cocinas se guardan gran cantidad de recetas que han servido para dar de comer a las monjas durante siglos y que ellas conservan como oro en paño. «Ya hemos ofrecido aquí muchos banquetes y la gente queda muy satisfecha. Sin ir más lejos, el pasado domingo dimos de comer a noventa personas, un grupo de Viudas Cristinas que celebraban la fiesta de su patrono, San Blas. Comieron unas Patatas con langostinos, de primero. De segundo una Merluza a la cazuela y de postre una estupenda Tarta de manzana, que también elaboramos nosotras». Tienen fama los postres de los conventos y aquí, según asegura Sor María Eufemia, «Son siempre hechos en nuestros fogones. Tenemos, por ejemplo, un Brazo gitano de nata, que se ha convertido en nuestro postre emblemático. Lo que más nos piden normalmente son paellas, cocidos... nosotras estamos abiertas a todas las sugerencias, y nuestras cocineras son capaces de preparar cualquier plato y hacerlo muy bien». Para que se hagan una idea de como funciona el particular restaurante de este convento les diremos que para desayunar un día cualquiera ofrecen la siguiente carta: «Primero embutido de la tierra, buena cecina, buen jamón, chorizo, salchichón y queso. Después varias clases de mermelada, algunas de las cuales las hacemos nosotros, mantequilla, miel, pan recién horneado, bollería que también hacemos nosotros, zumo de naranja natural, café, leche e infusiones». El precio de la habitación doble, con ese espléndido desayuno incluido, es de 70 euros, si la ocupan dos personas y 60 si solamente duerme una. Unas instalaciones modernísimas, cómodas y maravillosamente decoradas, a la altura de los mejores hoteles, una gastronomía basada en una tradición de siglos... y el trato inigualable de estas monjas que atienden con todo el esmero a los peregrinos santiaguistas y también a todos aquellos que quieran disfrutar de la ciudad de León desde su emblemática hospedería.