Mercedes SL, medio siglo de tradición
Mercedes renueva uno de sus más emblemáticos biplaza. Evocadora estética, nuevos motores e innovadoras aplicaciones tecnológicas. El nuevo SL rinde culto a sus ancestros de aquellas primeras generaciones aparecidas hace medio siglo
Más avanzado y deportivo. Heredero por vía directa del legendario 300 SL «Alas de Gaviota», uno de los iconos de Stuttgart en los catálogos de la estrella plateada, el nuevo SL, que comenzará a venderse la próxima primavera, cuida tanto «las formas» que no supone ruptura drástica alguna con unos antecesores que han venido manteniendo viva la llama de la deportividad en Mercedes. Siete años después del lanzamiento de la anterior generación y sin olvidar que el SL es uno de los más longevos modelos de la marca (las dos anteriores generaciones estuvieron en catálogo once y dieciocho años respectivamente) Mercedes se ha «atrevido» a modificar, bebiendo en las fuentes de sus ancestros, la fisonomía de uno de sus modelos de culto: capó con dos nervaduras longitudinales y parrilla frontal con una única lama horizontal (en lugar de tres), faros de nueva factura, que «anuncian» futuras aplicaciones, y paragolpes menos voluminosos. En la zaga las modificaciones son tan leves que se centran casi exclusivamente, en la adopción de unas salidas de escape trapezoidales y en un discreto difusor aerodinámico. En el interior o, por mejor decir, en los aspectos que se ven menos es donde Mercedes ha hecho más hincapié. El fabricante ha rediseñado la instrumentación -también un nuevo volante de tres radios, mucho más deportivo-, se adoptan unos también nuevos acabados en madera y se optimiza el funcionamiento del sistema «Comand» multimedia, que aumenta la variedad de equipos de sonido (radio con sintonizador doble, utilización de tarjetas de memoria SD, CD y DVD...) mientras se incorpora opcionalmente el «Airscraf», un sofisticado sistema de calefacción por aire integrado en los reposacabezas, estrenado en su día en el SLK y que permite rodar en invierno con la capota bajada gracias a una corriente de aire caliente que envuelve a los ocupantes. El ingenio que Mercedes denomina «bufanda de aire», está compuesto por dos ventiladores integrados en cada uno de los reposacabezas de los asientos, que se encargan de forzar el flujo de aire a través de un calefactor PTC, similar al que se utiliza en los modelos diesel para calentar el habitáculo y con regulación automática ligada a la velocidad del coche. Dos pequeños ventiladores aspiran el aire detrás de los reposacabezas y lo conducen a lo largo de un elemento de calefacción eléctrico, que garantiza un rápido calentamiento. Finalmente, el aire caliente se distribuye mediante unos difusores especiales situados en la parte delantera de los reposacabezas, caldeando la cabeza, nuca y cuello, de los ocupantes; que también pueden regular, mediante un interruptor situado en el panel de la puerta, la temperatura de la calefacción. Sólo si se circula con el techo recogido, es cuando el sistema regula automáticamente la temperatura. La seguridad activa es también una de las claves que incorpora el nuevo Mercedes SL, sobre todo por los novedosos faros bixenón direccionales que, opcionalmente, pueden incorporar un sistema de «luz inteligente» que adapta la longitud, anchura y orientación del haz conforme a al tipo de conducción o la climatología. En el capítulo mecánico, este renovado SL sigue conservando las mecánicas conocidas e introduce un escalón básico (SL 280) que entrega 231 CV, con un consumo medio de 9,4 litros a los cien y sigue habiendo el SL 350, aunque ahora la potencia sube de 272 a 316 CV, con un par máximo superior (de 35,7 a 36,7 metros/kiko) y un consumo que se reduce de 10,3 a 9,9 litros por cada centenar de kilómetros, a la vez que reduce en cuatro décimas la aceleración de cero a cien, que ahora queda en 6,6 segundos.