Diario de León

El futuro empieza hoy

La asamblea nacional cubana nombrará hoy un nuevo Consejo de Estado y previsiblemente otorgará el mando de forma definitiva al general Raúl Castro, de 76 años, que ha sido el presidente provisional desde hace meses

ALEJANDRO ERNESTO

ALEJANDRO ERNESTO

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ANTONIO MARTÍNEZ | texto
León

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El general Raúl Castro, de 76 años, es el presidente provisional de Cuba por la enfermedad de su hermano Fidel, de 81, que el martes anunció su retiro, y muchos creen que dejará de ser interino hoy domingo, cuando el Parlamento nombre un nuevo Consejo de Estado. Raúl Castro, en el cargo desde hace 19 meses, aparece en casi todas las barajas de candidatos a suceder en el mando supremo al hombre de férrea voluntad que gobernó esta isla de 11 millones de almas desde hace medio siglo. Fidel lo escogió como sucesor tras el triunfo rebelde sobre el dictador Fulgencio Batista en 1959 y era hasta ahora segundo al mando en todos los frentes políticos e institucionales. El mayor era presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, primer secretario del Partido Comunista, jefe supremo de las Fuerzas Armadas y comandante en jefe de la Revolución. Raúl es primer vicepresidente de ambos consejos, segundo secretario del partido, ministro de las Fuerzas Armadas y el único en Cuba con rango de general de ejército. Frente a quienes creen que será titular, otros piensan que puede retirarse con Fidel y citan una frase suya de 2006: «Estamos concluyendo el cumplimiento de nuestro deber. Hay que darle paso a nuevas generaciones o seguirle abriendo paso a nuevas generaciones... paulatinamente». Los biógrafos del quinto y el octavo de los nueve hijos que tuvo con dos cubanas el gallego Ángel Castro, que emigró sin un real y terminó hacendado, narran que Fideo y Raúl han tenido enconadas disputas, pero en público no delataron nunca la menor fisura. Raúl «dirige la mayor parte de los asuntos diarios del gobierno de Cuba, mientras que su hermano dedica más tiempo a los asuntos globales e ideológicos», escribió hace dos décadas el periodista y biógrafo estadounidense Tad Szulc. «Con su bigote recortado y su cara redonda, parece un tendero español satisfecho de sí mismo, pero es muy respetado por su firmeza y capacidad», agregó el norteamericano, que destacó sus cualidades como administrador. Vidas paralelas Antonio López, historiador de la casa-museo de los Castro en su pueblo natal de Birán, en la provincia oriental de Holguín, narra que Raúl se encargó en 1935 del bar La Paloma, del padre, y acabó con las pérdidas del local «fajándose» con los malos pagadores. Su principal logro ha sido convertir al ejército insurgente en las modernas Fuerzas Armadas Revolucionarias. También ayudó con sus militares a la supervivencia económica de Cuba durante el «periodo especial», eufemismo para el descalabro económico padecido tras el desplome del bloque soviético en 1989. Pese a su fama de duro y ortodoxo, le atribuyen medidas aperturistas en momentos críticos: impulsó mercados campesinos libres para garantizar alimentos al pueblo, argumentando que «valen más los fríjoles que los cañones». El 31 de julio de 2006 asumió provisionalmente el mando, por un problema intestinal que tuvo a Fidel entre la vida y la muerte. El hermano mayor no lo dejó desamparado en ese momento en la cumbre del poder: lo arropó con seis «pesos pesados» del partido y el gobierno, algunos citados como alternativas a Raúl para una hipotética sucesión. Son Carlos Lage, secretario y vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros; Felipe Pérez Roque, canciller; Francisco Soberón, presidente del Banco de Cuba; José Ramón Balaguer, ministro de Salud, y Ramón Machado Ventura y Esteban Lazo Hernández, del buró político del partido. Timonel indiscutible Además, Fidel Castro, aunque algo recuperado, seguía siendo hasta esta semana timonel indiscutible del régimen. Aunque convaleciente, sin su visto bueno pocos asuntos vitales salían adelante y sus vetos eran aún inapelables, anotaban la mayoría de los «cubanólogos». Analistas y diplomáticos creen que por eso Raúl predicaba la necesidad de reformas estructurales, o reconocía un «exceso de prohibiciones», pero no hizo nada substancial al respecto durante su interinato. En 2007 Raúl enumeró los aprietos económicos cubanos y subrayó la necesidad de ajustes, pero la escasez de alimentos, vivienda, transporte y otros artículos y servicios sigue siendo el calvario cotidiano de los cubanos. En algo si hubo cambio: tiene escasas intervenciones públicas y pronuncia mensajes breves y concisos, a diferencia de los discursos frecuentes y torrenciales del hermano mayor hoy jubilado. Raúl siguió la estela de Fidel desde joven. Estuvieron ambos en prisión tras el fracasado asalto al cuartel Moncada en 1953. Luego fueron amnistiados y viajaron a México para entrenarse militarmente y alistar la incursión del yate Granma.

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