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«Hay que administrar la justicia con cabeza y sin demagogia»

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León

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Aleksander Smolar, prestigioso politólogo polaco, preside la Fundación Stefan Batory de Varsovia, entidad dedicada a la investigación social, el estudio de la política europea e internacional y la ayuda a organizaciones no gubernamentales. En esta entrevista, repasa el proceso democratizador que ha vivido Polonia y lo compara con la Transición española. -¿Cree que Polonia ha conseguido solucionar sus problemas con el reciente pasado antidemocrático? -En 1989, los polacos nos dedicamos muy rápidamente a la construcción del Estado de Derecho: conseguimos una nueva Constitución, libertades democráticas, elecciones libres e instituciones basadas en la soberanía popular. Mentiría si dijera que hemos solucionado todas las injusticias sé que hay víctimas que se consideran injustamente tratadas y también que algunos verdugos viven estupendamente, pero se ha avanzado mucho en Polonia. No olvide que la transición fue pactada para evitar un baño de sangre. Hicimos como en España: llegamos a un acuerdo. La diferencia es que en Polonia no hemos ocultado lo que pasó durante el comunismo, como sí se ha hecho en España con el franquismo. -¿Cómo interpreta que el Tribunal Constitucional polaco rechazara la Ley de Lustración del anterior gobierno conservador, que pretendía limpiar el país de ex colaboradores de los servicios secretos del régimen comunista? - Es una decisión excelente que demuestra que la ley era inconstitucional, una barbaridad jurídica y política. El Gobierno de Jaroslaw Kaczynski no pretendía justicia, sino vengarse del pasado y crear un estado de sospecha generalizado en el país. Esto es lo propio de las derechas conservadoras en nuestros países, están movidas por el odio y la revancha Es absurdo. -¿Qué hacer con las víctimas que siguen reclamando justicia? -Pues intentar satisfacer sus demandas, pero sin caer en el error de remover el pasado sin orden ni concierto. No podemos dinamitar las bases de nuestra convivencia. Las víctimas tienen razón, pero hay que administrar la justicia con cabeza y no con demagogia y populismo.

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