Diario de León

Eva desata las iras al enviar a las mujeres a la cocina

La locutora alemana Eva Herman presenta su polémico libro «El principio de Eva. Por una nueva femineidad» donde invita a las señoras a volver al hogar, a no hacerse esperar para que las relaciones conyugales funcionen y a cuidar de sus niños

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NATALIA ARAGUÁS | texto
León

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Antes de brindar por la mujer añeja, Eva Herman pasó por tres divorcios consecutivos y presentó durante 18 años el telediario más visto de Alemania, el Tagesschau. Ahí estuvo hasta que un buen día se le ocurrió alabar «el aprecio y la valoración de la figura de la madre» del III Reich, lo que provocó su despido fulminante. Ya para entonces Eva había cumplido 38 años y, tras un embarazo, alumbrado su teoría, antes sólo cita fílmica: «la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo». Como tuvo a bien explicar durante la presentación en Barcelona de su libro, El principio de Eva. Por una nueva feminidad, Herman invita a las señoras a volver al hogar, a no hacerse esperar para que las relaciones conyugales funcionen y a cuidar de los niños que, por si todavía no se han enterado, son suyos. «Los hombres pueden hacerlo pero no tan bien, no están determinados por la creación. Si no, podrían parir y dar de mamar», explicó la periodista en la capital catalana. Para más incapacidades congénitas, léase su libro: «Los hombres no están preparados para las tareas del hogar. Les crea dudas sobre su identidad y les causa problemas psicológicos». Los niños no disponen de «un lobby» en defensa de sus intereses, esgrime Herman en El principio de Eva, todo un bestseller en Alemania al que contribuyó su oportuna mención al Führer. «Nunca he dicho nada a favor de la política nazi», aclaró por enésima vez en Barcelona, donde se desplazó acompañada por su abogado, añadiendo: «dado que estas ideas hoy no encajan en los medios de comunicación, desde el feminismo de izquierdas se ha alimentado la ambigüedad deliberadamente para hacerme callar». «Marimachos y pelmazas» Cosa, que por supuesto, no han conseguido, como demuestra en su libro, donde clasifica a las mujeres producto del feminismo en «pavas, marimachos y pelmazas» y defiende que «hay que dejar que los hombres sean hombres y no reeducarlos como gobernantas». Sobre las espaldas de la mujer, que siempre fueron anchas, Herman carga el problema demográfico, la desestructuración familiar y la difuminación del papel de cada sexo. «Las mujeres se masculinizan, los hombres se feminizan. Debemos preguntarnos si vamos bien y la respuesta es no», sentenció. Para reestablecer el orden mundial, la mujer debe volver al nido, sostiene Eva. No porque no pueda hacer otra cosa, sino por sus aptitudes especiales para ello. «La mujer tiene el centro lingüístico cuatro veces más desarrollado que el hombre. Esto no es tan importante como para que hable horas y horas con sus amigas como para desarrollar las capacidades lingüísticas de un niño pequeño. La mujer puede pasarse horas con un bebé mientras que el hombre lo mete en el carrito y se va a comprar el periódico», ejemplifica. A parte de tener una capacidad de charla ilimitada, a la mujer se le supone más empática, más sensible, cualidades «blandas» de las que las empresas pueden prescindir pero no así las familias. «En el plano intuitivo, emocional, sentimental, la mujer tiene más facultades que el hombre. Debería utilizarlas para crear un vínculo entre el cielo y la tierra». ¿Qué pasaría si, efectivamente, las féminas se animasen a seguir las teorías de El principio de Eva y abandonaran en masa los despachos?, desafía Herman. «Es inviable, porque existe una presión ejercida por parte de la política y la industria para forzarlas a trabajar y muy pocas pueden permitírselo», expuso en Barcelona. Para que sus planteamientos puedan ponerse en práctica, la antaño presentadora reconoce que «tendrían que cambiar los parámetros de la legislación y del capitalismo». En su defecto, ayudarían medidas como «exenciones fiscales importantes para las familias con hijos». Según defendió, «lo importante es que una mujer se forme y aprenda su profesión. Pero cuando tenga hijos, no debe avergonzarse por quedarse con ellos en casa». Experiencia maternal Eva Herman ha sabido convertir su experiencia maternal en material cronificable. El principio de Eva ha vendido sólo en Alemania 100.000 copias y ha quedado reforzado por dos libros que «entretanto se convirtieron en obras estándar para los especialistas del ramo: uno sobre la importancia de amamantar y del vínculo corporal y emocional que se establece entre madre e hijo y otro sobre la conveniencia de estar junto al niño a la hora de dormirse», explica en el prólogo. A El principio le ha seguido Querida Eva Herman (sólo en alemán, editorial Pendo), donde la periodista hizo inventario de las más de 5.000 cartas, no todas de enhorabuena, que le valió su primer manual de autoayuda. A día de hoy, alterna su actividad como escritora con conferencias en las que abunda en sus tesis. ¿Y su hijo, a todo esto, no queda desasistido? «Es una buena pregunta», concede. «Tampoco se puede decir que trabaje fuera. Escribo libros en casa, reduzco mis conferencias a tres al mes. Además, tiene diez años, ya ha superado la edad evolutiva crítica de los tres Ahora está con su padre y mi suegro. Pero sí me interesa hacerle la comida, ayudar con los deberes y conocer a sus amigos». Menuda es Eva.

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