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«Confío en mi marido tanto en la plaza como fuera de ella»

Arancha del Sol | La presentadora, actriz y esposa del diestro Finito de Córdoba, ha pasado por Barcelona para presentar la nueva colección de ropa infantil y de paso hablar un poco de su vida tras tres meses de embarazo

Publicado por
León

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OLGA LABRADOR |||| Está embarazada de tres meses y teme pasarse los otros seis con los mismos síntomas: náuseas, vómitos, mareos... «Mis embarazos son así de horribles», desvela Arancha del Sol, que ya es madre de una niña de cinco años llamada Lucía. La presentadora, actriz y esposa del diestro Finito de Córdoba, ha pasado por Barcelona para presentar la nueva colección de ropa infantil «Neck & Neck» y de paso hablar un poco de su vida. «En moda infantil -advierte-, me encanta la ropa clásica, sin llegar a ser rancia». -¿Elige su hija la ropa? -Sí. Tiene mucha personalidad e ideas propias. Menos mal que durante la semana lleva uniforme porque si no me muero. Todos los días peleándome con ella... -Viene pisando fuerte la niña. -Sí, sí, lo tiene todo clarísimo. Y eso es muy duro para los padres. Yo no sé qué les damos, pero la mayoría de los niños de hoy día saben demasiado. A Lucía no le puedo poner cualquier cosa. Hay prendas que se me han quedado con la etiqueta en el armario. Y al final por no discutir terminas cediendo. Es una niña con una personalidad bastante fuerte. Supongo que también tiene que ver que lleva cinco años siendo hija única. - Y está consentida. -Por su padre, totalmente. Y por mí... Pues también, porque al final es nuestra niña. Pero con su padre hace lo que quiere. Creo que es algo que se repite en todas las casas. -¿Es ella consciente de que su padre es torero? -Es una consciencia relativa, porque como lo ha vivido desde siempre para ella es algo natural. Y natural no es que tu padre sea torero. Ella va a la plaza, a algún festival... Y sobre todo a los tentaderos, donde a su padre le encanta llevarla. Y lo que le parece divertido es contarlo, porque a la gente le hace mucha gracia. Ella dice: «Mi padre es torero». Y la gente se parte. -¿Y le imita? -Uf, no vea... Cuando está con otros niños coge su servilleta y les enseña y les da clases. -¿A quién se parece? -Tiene una mezcla. Ha tenido épocas que se parecía más a mí. Tengo fotos de cuando yo era pequeña y somos dos gotas de agua. Sólo que ella es más rubia. Pero va cambiando, porque ahora se parece mucho a su padre. -¿Y en la personalidad? -Yo creo que ahí es una mezcla de las dos abuelas. Se parece mucho a la madre de mi marido y a mi madre. Mi madre tiene un carácter muy fuerte y la madre de mi marido es una mujer muy sociable, le encanta la gente. Lucía también es de hablar con todo el mundo. En cambio, Juan y yo somos mucho más tímidos. La genética te da unas sorpresas... -¿Sabe su hija que va a tener un hermano? -Sí. Y está encantada. Quiere que sea chico y que se llame Juan Rodrigo. Lleva pidiendo un hermano desde hace tiempo. Yo me hacía la remolona, porque en mi otro embarazo me encontré muy mal. Pero es que es así en mi familia. A mi madre y a mi hermana les pasó lo mismo. Tenemos náuseas desde el principio hasta el final, y es muy duro repetir. Ahora llevo como tres días buenísimos, pero he pasado tres meses horrorosos. Peores que con Lucía. -Así que ni se planteará volver al trabajo. -No crea, me encantaría poder combinarlo. De hecho, embarazada de Lucía grabé un programa y fue muy duro, porque cada dos por tres había que cortar, por culpa de las náuseas y los vómitos. Pero también es verdad que cuando estás más activa te encuentras un poco mejor. Echo mucho de menos la televisión. Pero ha cambiado tanto... - Si tuviera un hijo. ¿Querría que fuera torero? -Ay, qué horror. No me gustaría nada. Y a su padre tampoco. - ¿Cuánto tiempo lleva con Finito? - Juntos, nueve años. Y siete como casados. La verdad es que estamos muy bien. Con el tiempo alcanzas una madurez en la convivencia. Quizá influye que ves a tu niña cómo va creciendo. Y ves que vas superando también etapas; algo que hoy día es difícil. -Les han atribuido varias crisis. -Tanto como crisis no sé. Pero sí hemos vivido cambios muy fuertes. Sobre todo para mí. Yo me fui a vivir a Córdoba, cambié totalmente mi vida. Y eso para alguien que lleva trabajando desde los quince años es duro. -¿Y ha merecido la pena? -Totalmente. No lo cambio por nada. Yo creo que la pareja, el matrimonio, es un poco eso. Hay que hacer sacrificios mutuamente. - ¿Lo mejor entre ustedes? -La complicidad es lo mejor que tenemos. - ¿Es tan difícil convivir con un torero como dicen? -Es difícil. A todo te acostumbras, pero es muy duro. Yo nunca pienso nada malo. Y menos mal, porque soy bastante obsesiva. El día que tengo un mal pensamiento es horroroso. Pero siempre pienso que todo va a ir bien. Confío muchísimo en él. Le he visto muchas veces torear. Y me da mucha confianza. Y por cómo respira ya noto enseguida lo que pasa. -¿Confía también en él cuando no está en la plaza? -Confío completamente, dentro y fuera de la plaza. Es tremenda la fama que les han colgado a los toreros. Yo creo que eso pasará en todas las profesiones pero se intenta una vida al margen de ésta condición