Camuflaje... el arte de la confusión
Del Valle de la Muerte en Arizona a las polvorientas carreteras de Sudáfrica o las heladas pistas suecas del Círculo Polar Ártico... confusión gráfica. Los fotógrafos profesionales dedicados a la caza y captura de los prototipos automovilístico
Arjeplog, Suecia, a escasos kilómetros del Círculo Polar Ártico. La temperatura exterior ronda los 35 bajo cero. Agazapado tras un montículo de nieve, cubierto con una manta térmica, el cazador apenas respira. Hasta el aliento se congela... y podría delatarlo . El paparazzi , convertido en espía tecnológico, lleva horas de paciente espera. Su presa está a punto de aparecer; el sonido, todavía lejano, la delata. Apunta al horizonte con su arma , una cámara digital de última generación dotada de un potente teleobjetivo... capaz de tomar primeros -primerísimos- planos de todo lo que se mueva a muchos metros a la redonda. A través del visor, envuelto en una nube de polvo blanco que contrasta con su elaborado camuflaje... lo ve llegar. Toca disparar , captar el mayor número de imágenes en el menor tiempo posible. Ya habrá tiempo, después, para evaluar si la caza ha sido fructífera... Fundimos a negro. No es una situación ficticia, ni el guión de una película de espías -aunque podría serlo-. Laponia, donde entre enero y marzo los lagos helados se convierten en improvisadas pistas de pruebas, resulta ser un auténtico paraíso para los fabricantes de automóviles... y para los cazadores de instantáneas. Las condiciones son ideales para realizar complejas sesiones de ensayos invernales de validación y puesta a punto de los nuevos modelos. Alaska, Suecia, Escandinavia... son muchos los constructores que montan allí sus cuarteles generales, por lo que no resulta extraño ver coches camuflados, repletos de sofisticados aparatos de medición circulando por carreteras heladas que ponen a prueba todos los sistemas del prototipo que, después, irá a parar a la cadena de montaje y, de allí, a los escaparates de los concesionarios. Y los paparazzi lo saben bien. Son fotógrafos profesionales dedicados a la caza y captura de estos prototipos, capaces de someter a un estrecho marcaje a los equipos de pruebas de los diversos fabricantes, no importan dónde ni cómo. Si para los ensayos a altas temperaturas muchas marcas desplazan a sus equipos de ingenieros a los muletos -coches de prueba- al Valle de la Muerte (Arizona) o a las polvorientas carreteras de Sudáfrica, allí estarán. Incluso en las pistas privadas de pruebas o en los test de larga duración en circuito, los fotógrafos consiguen a menudo hacerse un hueco para captar imágenes desde detrás de una verja, para obtener esa fotografía que permita, aunque sólo sea intuir, las líneas maestras de un futuro modelo. Opel Insignia No es de extrañar, por tanto, que cuando hace ahora dos años le llegó el turno de pasar a la fase de pruebas dinámicas al Insignia, la nueva berlina del segmento medio que Opel presentará oficialmente a finales de julio en el Salón de Londres, los expertos en camuflaje de la marca llevaran preparando ese día durante meses. El escenario era el mítico trazado de Nürburgring-Nordschleife, una exigente pista en la que Opel pone a punto todos sus modelos. Con una carrocería totalmente nueva y un diseño musculado y escultural, el sucesor del Vectra parece llamado a causar sensación en su categoría. Pero la sorpresa no sería tal si sus formas se revelaran con antelación Así que, el camuflaje es un factor determinante a la hora de mantener la confidencialidad de un nuevo modelo, cuando los prototipos abandonan la seguridad de los bien protegidos centros de diseño para rodar «de verdad» sobre las pistas de pruebas o en carretera abierta. Porque, aunque en la actualidad, la mayoría de ensayos se realizan de forma virtual en la pantalla del ordenador o en bancos de pruebas cerrados -sobre todo los motores-, nada como la realidad del asfalto, o las pistas de tierra, para contrastar realmente los teóricos resultados. Por ello, además de ingenieros, especialistas en aerodinámica, técnicos en ergonomía interior o diseñadores de exteriores, existen también consumados especialistas en camuflar los prototipos, una tarea que, en contra de lo que pudiera parecer, no resulta precisamente fácil. Los «camufladores» Para no perder tiempo en la fase de desarrollo, el equipo responsable del camuflaje de los prototipos comienza a trabajar justo cuando el futuro nuevo modelo no es más que una simulación en el computador o un simple modelo de arcilla. Junto con el jefe de diseño y los ingenieros, los camufladores también determinan las partes del nuevo coche, y los rasgos principales, que deben mantenerse al abrigo de miradas indiscretas y a salvo de los objetivos de las cámaras. Para el Insignia, Opel diseñó inicialmente un restyling , un cambio de imagen que camuflaría los prototipos destinados a pruebas dinámicas. Así por ejemplo, para disimular la parte posterior del coche, «especialmente fluida y elegante» -según el constructor- de una de las variantes de carrocería del nuevo Insignia, se diseñó un apéndice a modo de pronunciado alerón zaguero. Parte del trabajo se realizó utilizando un modelo tallado en madera, sobre el que se probaron distintas piezas especialmente realizadas para camuflar los más de 200 prototipos que se utilizan en la llamada fase de «pre-producción». Mientras, para cubrir otras partes características de la carrocería se utilizaron componentes diseñados utilizando el mismo proceso. Lógicamente, el camuflaje de esos iniciales prototipos se lleva a cabo en una zona de trabajo especialmente protegida y catalogada como de «alto secreto». ¿Por qué tanto esfuerzo? ¿Quién está detrás de las fotos que con tanto ahínco persiguen los paparazzi ?. La industriad el automóvil es muy dinámica y tremendamente competitiva; así que, conocer -con antelación- los planes de cualquier constructor resulta de sumo interés para la industria en general y par dos colectivos en particular: los competidores y la prensa. Mientras para los enemigos naturales resulta de vital importancia reaccionar lo antes posible ante los nuevos productos, con sus propias innovaciones, para los medios informativos estas novedades tiene un valor añadido que les reportará un mayor número de lectores. Y, en cierto modo, no deja de ser una forma legal de espionaje industrial, habida cuenta que las marcas rivales se benefician también de lo que se publica en la prensa. Es, por no hablar del dinero que hay en juego, pues el trabajo de los fotógrafos espía puede suponer cuantiosas pérdidas a un fabricante. A nadie le gusta que se desvele un modelo con demasiada anticipación, sobre todo cuando el «actual» está todavía plenamente vigente. En el otros extremo de la balanza, los fotógrafos profesionales, los conocidos como «photoshoppers», pueden embolsarse sumas de hasta cinco cifras, en función de la marca, la calidad de imagen y la cantidad de camuflaje que lleve el prototipo. En el pasado, diseñadores artísticos bien entrenados, se servían de las fotografías de coches camuflados para dibujar imágenes muy aproximadas al modelo auténtico. Hoy, el Photoshop ha sustituido a las ceras y a la tinta china, y son los artistas del retoque por computador lo que crean imágenes muy reales de los nuevos modelos.