Cuba contenta todos los bolsillos
Los reproductores de DVD y las bicis eléctricas, lo más solicitado por los cubanos tras las nuevas medidas liberalizadoras
La satisfacción generalizada por las medidas de apertura como la venta de electrodomésticos, el alojamiento en hoteles o el alquiler de coches, no ha dejado de estar exenta de algunas críticas porque el pago de esos bienes es en pesos cubanos convertibles, mientras que el salario se cobra en moneda nacional que se cotiza a 24 por uno. Sin embargo, entre los planes del gobierno de Raúl Castro está la venta de refrigeradores en moneda nacional a cualquier persona que lo solicite sin necesidad de entregar otro a cambio, según conoció este diario. El pago de los 6.000 pesos cubanos (250 euros -en las tiendas se venden como mínimo a 400-) que cuestan en promedio podrá hacerse de una sola vez o con descuentos mensuales porcentuales contra el salario o la jubilación. En la práctica una venta a plazos financiada por el Estado que beneficiará a los menos pudientes. La pillería -que se dio en la primera etapa al comprar para revender- no sería rentable ahora. Esta medida llega después de las quejas surgidas a raíz del programa de canjes de bombillas, ollas y refrigeradores con elevados consumos de electricidad impulsado desde el 2005 por el ex presidente Fidel Castro. Para recibir una nevera nueva se exigía entregar la vieja pero funcionando para que luego los «destrozaran a mandarriazos», explicó un dirigente vecinal habanero. De todas formas, esos productos tan necesarios no despiertan tanta expectación como los DVD. «Mira papa, ¿ves que es cierto?» decía el pasado día uno -primer día de venta libre de esos artículos- alegremente un muchacho de unos 15 años a su amigo que no despegaba la vista del mostrador de cristal donde se exhibían DVD, vídeos y ollas a presión, eléctricas y de vapor por primera vez en muchos años sin el rótulo «sólo empresas». Sin colas ni curiosos Ellos, que dijeron llamarse Ariel y Jose, sin acento, nos explicaron que les había «llegado la bola» y salieron temprano de su escuela para comprobar con sus propios ojos que la noticia era cierta. La mayoría de los establecimientos acabaron con casi la totalidad del stock ese mismo día. «Lo que más se vende son los DVD», explicó una empleada de una tienda en divisas del barrio de Miramar. Los vendedores aseguraban que habría para todos y no hubo acaparamiento ni avalanchas de gente. De hecho, para el viernes ya no había colas ni tantos curiosos aunque en las calles comenzaron a pulular las coloridas semi-motos. Entre los presuntos compradores había opiniones para todos los gustos. Una mujer joven, con papel y lápiz en la mano, anotaba los precios y respondía a algunos de los comentarios son seguridad: «El mejor es el Phillips. Yo tengo DVD y esos salen muy buenos». Cuatro modelos de reproductores estaban a disposición de los clientes con precios desde 115 hasta 268 CUC (80 a 200 euros). En otro comercio, en dos días habían vendido todas las bicicletas eléctricas que sacaron: «19 el primer día y hoy 15. Algunos las habían reservado». La bicis en cuestión -algunas muy parecidas a la Vespa- cuestan desde 600 a 1000 CUC, (460 a 770 euros) y tienen una batería con autonomía para unos 25 kilómetros. «Para que luego digan que los cubanos no tienen dinero», comentó un hombre de unos 40 años mirando embobado el sencillo vehículo. Hoteles prohibitivos Un pequeño revés fue, sin embargo, el anuncio de que para alojarse en los hoteles los cubanos no podrán beneficiarse de precios especiales y tendrán que pagar la habitación al precio de recepción, casi tres veces mayor que el que dan las agencias, es decir, deberán pagar casi 130 en lugar de 45. Los hoteleros lo definieron como «un paso atrás», pero los propietarios de casas de alquiler respiraron aliviados. «Confiamos en que siempre haya gente que quiera alquilar con una familia cubana para ver más de cerca nuestra realidad», explicó a esta corresponsal el propietario de una de esas opciones de alojamiento autorizada en pleno periodo especial como una opción que ayudaba a paliar el déficit de habitaciones para el turismo. No dijo que muchos extranjeros utilizan esos hospedajes para poder pasar sus vacaciones con sus parejas cubanas, que hasta ahora tenían prohibida la entrada en las habitaciones de los hoteles, aunque sí disfrutaban de otros servicios como piscinas, restaurantes, cafeterías o gimnasios. Estas mejoras incluso reciben el visto bueno de los disidentes moderados. Para los más críticos es una reforma «cosmética». Pero la mayor parte de la población está satisfecha con «tener la posibilidad que ahora se les brinda porque -aunque no tenga el dinero- si puedo organizarme y ahorrar para comprar un DVD o ir a un hotel», como dijo el arrendador privado.