El fútbol en Inglaterra no es una moda
El éxito europeo de los clubes de la Premier se debe al poder financiero y a la cultura del juego en el país que lo inventó
IÑIGO GURRUCHAGA | texto La clasificación de tres equipos de la Premier inglesa para las semifinales de la Champions y el impacto del juego visto en el partido de vuelta de cuartos de final entre el Liverpool y el Arsenal han aumentado el prestigio del fútbol inglés, que se ha convertido en un negocio cosmopolita. Desde el año 2000, cuando Barcelona, Real Madrid y Valencia jugaron las semifinales de la 'Champions', no ocurría lo de este año y, nunca, en la historia de esta competición europea, los cuatro clasificados de un país habían entrado en los cuartos de final, como ocurrió esta vez con los de la Liga inglesa. La razón de la hegemonía puede deberse simplemente al dinero. La Premier es la cuarta competición deportiva en el ránking mundial de ingresos de los clubes, por debajo de ligas estadounidenses de otros deportes. Este año, tras la renovación de los contratos de televisión, los veinte clubes ingresarán unos 2.260 millones de euros. En ocho años, han duplicado sus ingresos. La consultora Deloitte, que publica un análisis anual de las finanzas del fútbol, incluye a ocho clubes ingleses entre los veinte más ricos del mundo. Ninguna otra liga tiene más de cuatro y, aunque el Real Madrid encabeza la lista y el Barça es tercero, ningún otro club español está entre los veinte. El dinero se gasta de forma diferente. Alex Ferguson ha sido capaz de regenerar tres veces el equipo mediante fichajes y una política de cantera juvenil, ahora también internacional, pero Arsène Wenger partió desde el inicio con la idea de una cantera internacional y no ha gastado como otros en fichajes. Negocio Este dominio de los clubes ingleses ha coincidido con la entrada de grandes propietarios. De nuevo, el Arsenal es distinto, con un accionariado más repartido, que ahora resiste, mediante un pacto de caballeros de los viejos accionistas, la compra paulatina de acciones por el magnate uzbeko, Alisher Usmanov. Roman Abramovich es el prototipo del nuevo propietario de un club inglés, dispuesto a gastar una pequeña parte de su inmensa fortuna en pagar los fichajes más caros del mundo. El Machester United y el Liverpool son, sin embargo, propiedad de empresarios estadounidenses que quieren hacer negocio con el fútbol. Esta evolución de los clubes ha producido quejas. En Liverpool, donde los dos propietarios ahora no se hablan y reciben amenazas de los hinchas, Rafa Benítez protege con su éxito al club. Un grupo de hinchas quiere comprarlo y formar una especie de cooperativa y otro quiere fundar un nuevo club, con precios asequibles. Las entradas son caras. Un abono de temporada en los asientos bajos detrás de la portería en Old Trafford cuesta unos 900 euros, a los que hay que añadir el precio de las copas. Es normal pagar 60 euros por una entrada partido y es muy difícil conseguirla. En la reventa, los precios se triplican. La Premier se ha convertido en una competición desigual. En las últimas cuatro temporadas, los cuatro grandes han ocupado las primeras cuatro plazas y este año ocurrirá lo mismo. Antes, los ingleses decían que la Liga española era más aburrida que su vieja Primera División, que les parecía más abierta. Una consecuencia de la riqueza de la Premier es que hay muchos clubs con buenos equipos. El Everton de David Moyes, con Mikel Arteta como figura, el Portsmouth de Harry Redknapp y el Aston Villa de Martin O'Neil, demuestran que aún es posible competir con buenas ideas y sin grandes fichajes. Pero el Portsmouth anunció este jueves pérdidas de cerca de 35 millones de euros. Es también el protagonista de una historia singular. Este año disputará la final de la gran copa, la de la FA, contra el Cardiff, que está en la vieja segunda división. Otros dos equipos de segunda, Wet Bromwich Albion y Barnsley, fueron semifinalistas. Pasión La selección inglesa no estará en la Eurocopa. De los 56 futbolistas utilizados por los cuatro clubes ingleses en los cuartos de la Champions, sólo quince podían jugar con Inglaterra. El Arsenal usó dos, el Liverpool, tres. De los diez equipos en la cola de la Liga, ocho tienen entrenadores ingleses; de los diez primeros, dos. El fútbol cosmopolita de la Premier mantiene, sin embargo, algunos rasgos del juego típico en Inglaterra que lo hacen atractivo. El más destacado, como apreciaron los espectadores del Liverpool-Arsenal, es la poca pérdida de tiempo de partido por simulación de lesiones y protestas, algo que irrita al público y que se critica a los extranjeros. Los resultados europeos de Rafa Benítez no han eliminado del todo críticas a su estilo granítico de juego. En el Chelsea despidieron a Jose Mourinho por el sostenido malestar sobre el juego fornido del equipo y Avram Grant, su sucesor, insiste regularmente en que los hinchas tendrán que esperar y darle tiempo para cambiarlo. Jan Molby, danés formado en la escuela del Ajax, que brilló en el Liverpool, entrenaba hace unos años al Kidderminster en la cuarta división. Al final de un partido, decía: »«Estoy intentando cambiar la cultura y la clave es la paciencia. Los jugadores tienen que aprender a pasar y a moverse. Pero, si intentas cambiar el estilo, tienes problemas con la grada, que se pone nerviosa porque lo que quiere es un fútbol frontal. En otras ligas europeas, el fútbol es como una partida de ajedrez, pero aquí les gusta el juego rudo». En las divisiones inferiores se ve con más frecuencia el fútbol tradicional del pase largo y el juego aéreo, pero Molby también veía una cultura común con la élite: «Intento cambiar la forma del juego, pero me gusta la pasión del fútbol inglés, lo que significa para la gente. Inglaterra es la cuna del fútbol. En ningún lugar del mundo hay 92 clubes profesionales y unos hinchas que están dispuestos a morir por el club. Éste es el único lugar del mundo en el que ocurre».