Diario de León

Los animales del futuro ya están aquí

Expertos en evolución han diseñado las nuevas especies que será «posible pero no probable» que pueblen la Tierra en el futuro, y que configuran la nueva atracción que ofrece Futuroscope, en Poitiers

SANCHO

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ENRIQUE SANCHO | texto
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Caraquiras, pequeños placotecos y babucaris, monos dotados de una inteligencia próxima a la del hombre; toratones y aves escupefuego que recorren los aires a gran velocidad; tiboluxes, calamares arcoiris, crustafines y argéntidos que nadarán en los fondo marinos antes de que vuelvan a congelarse; el calabón o pulpo-mono que recorre la jungla enroscándose en las ramas y el saltarol, descendiente del caracol actual que vive dando brincos porque no puede posar sus patas sobre la superficie de la Tierra a 80 grados centígrados. Estos son algunos de animales del futuro lejano que poblarán una Tierra en la que ya no existirían los seres humanos y cuya representación visual acaba de presentar el parque francés Futuroscope, en un ambiente mitad científico, mitad lúdico. Porque, aunque Animales del Futuro es ante todo la nueva y revolucionaria atracción de este gigantesco parque temático, situado junto a la localidad gala Poitiers, es también la consecuencia de un sesudo estudio sobre la evolución de los animales y su adaptación a los tiempos futuros. Muy futuros, habría que decir, ya que estamos hablando, como mínimo, de cinco millones de años contados a partir de ahora. Animales del Futuro es la última incorporación a la veintena de espectáculos que Futuroscope propone a sus visitantes, en los que no falta de nada, desde dinosaurios a viajes espaciales, desde sensaciones de vértigo a inmersiones en el fondo del mar. El parque francés, que en el 2007 cumplió veinte años, apuesta decididamente, como su nombre indica, por el futuro y ha desarrollado una tecnología espectacular para su nueva oferta. Animales del futuro A bordo de vehículos de expedición, los visitantes exploradores de Animales del Futuro se embarcan en vagonetas que les van situando frente a los probables hábitats de nuestro planeta, tal como podrían evolucionar en el futuro debido al efecto de los cambios climáticos y a la actividad de la corteza terrestre. Cada uno de ellos puede tener una experiencia diferente ya que gracias a unos prismáticos especiales que sitúan las imágenes virtuales sobre el decorado y a una pulsera sensor que permite interactuar y tocar algunos de los elementos, se pueden ver surgir virtualmente y en tres dimensiones los animales que podrían poblar nuestro planeta dentro de cinco, 100 e incluso 200 millones de años. Se trata, como apunta el presidente de Futuroscope, Dominique Hummel, de algo «posible pero no probable», pero no es un salto al vacío o una apuesta sin fundamento. Para el «diseño» de estos animales del futuro se ha contado con expertos en evolución animal, como Christian Denys, profesor de zoología del Museo Nacional de Historia Natural de París, que han realizado rigurosos estudios, y para planear cómo será la Tierra entonces se ha contado con la empresa The Future is Wild Ltd que dirige el experto John Adams. Su puesta en escena se ha confiado a la empresa Total Immersion que preside Bruno Uzzam y que ha desarrollado la técnica «realidad aumentada», aplicada en simuladores de combate y cirugía y utilizada de forma lúdica por primera vez en el parque de la localidad francesa de Poitiers. La visita a esta atracción prosigue con la exploración de un espacio de 200 metros cuadrados, creado bajo la dirección científica del Museo Nacional de Historia Natural de París, en el que los animales del futuro se codean con los de hoy y de ayer. Este recorrido aporta un nuevo enfoque sobre la evolución de las especies y los lazos entre el pasado y el futuro. El hombre no parece poder tener un papel en ese futuro. Según el presidente de Futuroscope «más vale ir ahorrando para que las generaciones futuras puedan permitirse vivir en el espacio. En la Tierra no será posible». Más novedades en el parque En el 2008, el parque francés de Futuroscope asegura que prosiguirá con su estrategia de renovación, basada en parámetros como la calidad y la creatividad. Entre sus novedades, destacan la construcción de La Ciudad del Vértigo, un recorrido con gafas especiales que permiten ver los decorados existentes en el techo y que disponen de efectos alucinógenos, lo que genera que los visitantes, confundidos por el efecto de sus gafas, pierdan todo punto de referencia espacial y visual para experimentar la sensación inédita de estar caminando por el techo. Laponia Express y la ya clásica La Vienne dinámica, arrastran a los amantes de sensaciones fuertes a una emocionante expedición a bordo de asientos animados al ritmo de las imágenes. Viento, lluvia, olores y sonido espacial aumentan la intensidad de la experiencia. Por su parte, la zona de Dinosaurios muestra la época, hace 230 millones de años, en que los dinosaurios reinaban en el mundo animal para desaparecer bruscamente hace 65 millones de años. En una pantalla hemisférica y gracias a una mezcla sorprendente de imágenes de síntesis e imágenes reales, el colosal herbívoro Argentinosaurus y su enemigo el Gigantosaurus, un bípedo carnívoro, cobran vida ante los visitantes, en formato gigante. Por su parte, la atracción Baila con los Robots, creada por Kamel Ouani, recrea una inmensa discoteca con 10 brazos articulados de 7 metros de altura, que parecen salir del suelo, e invitan a los visitantes a participar por parejas y a sentarse en la palma de sus manos. Las manos metálicas se cierran suavemente, la música despierta y los robots cromados inician, con sorprendente gracia, la interpretación de una coreografía enérgica y aérea que deja a los visitantes, a merced de estos colosos robotizados, y son manipulados, girados, balanceados en todos los sentidos al ritmo de la música disco o del vals.

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