Compañeros de viaje
|||| El parto de la nueva escultura está rodeado del universo peculiar de Amancio, de decenas de seres inanimados que quieren escapar de los troncos de madera donde se escondían. De figuras casi transparentes creadas en hierro, que permiten que el aire silbe a través de su estructura. De seres de piedra que habitan el extraño mundo que el artista ha sabido crear a lo largo del tiempo y del que Antonio Gamoneda ha dicho: «Tú hieres y acaricias la madera en nombre de la libertad; sueñas en el interior del bronce y en las celdas graníticas, amas la luz de los cuchillos en las arterias vegetales, creas al mismo tiempo el resplandor y la sombra y llevas la vida al interior de la muerte. Finalmente, conduces relámpagos a la quietud. Así, en tus manos, la madera es sagrada». Y tiene también la compañía del monumento que el artista acaba de realizar como conmemoración de la Memoria Histórica y que pronto se alzará el las cercanías de Campo Sagrado, uno de los lugares trágicos de nuestra geografía provincial. Una impresionante escultura en mármol que representa con rotunda poesía el sufrimiento de quienes murieron por sus ideales.