Diario de León
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TOMÁS GARCÍA YEBRA | texto
León

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Ensayos, novelas, biografías, memorias, testimonios, los escaparates de las librerías de toda España se visten con decenas de títulos relacionados con la Guerra de la Independencia, una contienda que comenzó en Madrid el 2 de mayo de 1808, aunque hay historiadores que sitúan el primer levantamiento en otras regiones y en fechas anteriores. Decía Julián Marías que para comprender lo que había sucedido en la España del siglo XIX era imprescindible leer a Galdós. Ante tanta oferta, lo más recomendable -seguramente- sea empezar por ahí. Leer el primer episodio nacional, Trafalgar (muy entretenido y con un jugoso castellano), e irse merendando el resto. De Galdós se puede saltar a un valor seguro, la editorial Crítica. Este sello es sinónimo de rigor y calidad. Jamás publica bazofia. La Guerra de la Independencia, del británico Charles Esdaile, es un modelo de cómo relatar con amenidad (y profundidad) los aspectos más significativos de una guerra que enfrentó a españoles e ingleses contra franceses, y también a los españoles entre sí. Más cerca de la historiografía británica -pero con un abrumador manejo de fuentes hispanas-, Esdaile tumba muchos mitos, si bien levanta otros, a veces inesperados. De la editorial Crítica es también La maldita guerra de España , del alemán Ronald Fraser, otro ejemplo de cómo «enseñar deleitando», según repetida frase de Horacio. Estructurada de manera coral, los protagonistas cobran vida a través de expresiones, dichos y coloquialismos que este historiador ha rastreado en numerosos documentos de la época. De cariz distinto -pero igualmente meritorio- es el El cántaro roto. Bailén, 1808 (Ediciones Miguel Sánchez), del periodista Andrés Cárdenas. En 1809 (fecha en que se sitúa la acción), el escribiente Pelayo García es contratado por el director de El Diario de Granada para que reconstruya la batalla de Bailén. Pelayo viajará hasta esta ciudad andaluza para entrevistar a los familiares de la heroína local, María Bellido, y también se trasladará hasta Tarragona para conocer al general Reding. La novela va por la segunda edición. La magistral pluma de Luciano G. Egido firma una estampa de sabor goyesco en la novela El cuarzo rojo de Salamanca (Tusquets). Por los protagonistas Las historias contadas por las personas que vivieron o protagonizaron los hechos son fundamentales para «verlos, tocarlos y olerlos» (como quería Stendhal). El hecho que de que la fuente sea coetánea no garantiza la veracidad de lo que se cuenta, pero sí garantiza su proximidad, su cercanía, algo que no puede ofrecer ningún historiador posterior. Tanto de la Guerra de la Independencia como de los años que la precedieron hay bastantes testimonios de primera mano. Caben destacar los siguientes: Memorias de Godoy (Esfera de los Libros; también hay otra edición de la Universidad de Alicante). Memorias. Campañas de Napoleón en la península Ibérica , del general Barón de Marbot (Castalia). Alabado por Napoleón como uno de sus mejores militares, el Barón de Marbot se convierte en este libro en historiador, actor y testigo. Más recomendaciones de quienes lo vieron con sus propios ojos: Memorias del mariscal Soult (Publicaciones Arenas). España en 1810. Memorias de un prisionero de guerra inglés. (Editorial Louis Michaud. París). Recuerdos. 1778-1837, Pedro Agustín Girón. (Ediciones Universidad de Navarra). Recuerdos de la guerra de España, llamada de la independencia. 1809-1813, Antoine Laurent Apollinaire (Ministerio de Defensa). Los libros descatalogados se pueden encontrar -con un poco de suerte- a través de Uniliber o Iberlibro.

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