Diario de León

VW Passat 1.8 TSI RLine, carácter deportivo

Berlina familiar trufada en deportivo de raza. La terminación Rline, con un compendio de modificaciones estéticas y una mecánica brillante, confieren al Passat una nueva dimensión rutera. Rinde 160 CV y cuesta 30.240 euros

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Aureola deportiva. Sin extremismos, con una evidente racionalidad deportiva, el Passat RLine se convierte en una interesante elección para quienes pretendan una berlina de raza... sin estridencias estéticas. Es verdad que para diferenciarlo de las versiones normales, nuestro protagonista hace gala de no pocos aditamentos, aunque siempre dentro de la elegancia que caracteriza al fabricante: paragolpes exclusivos, discretos bajos de caja laterales y un pequeño deflector aerodinámico rematando la tapa del maletero... todo muy germánico. Una parrilla delantera que luce cuatro láminas cromadas, como el emblema de la marca, y sendos emblemas «R» en los laterales ponen el contrapunto, que se redondea con un generoso equipo de rodaje (llantas de 17 pulgadas, calzadas con neumáticos 235/45), toda una seña de identidad para lo que se aloja bajo el capó delantero. El habitáculo también hace gala de un acusado ambiente deportivo: asientos de marcado diseño anatómico y con regulación eléctrica el del conductor, volante de tres radios y aro grueso, además de una dotación de serie cuya mayor novedad es la inclusión de una radio CD con MP3 y 8 altavoces, control de velocidad de crucero y reposabrazos central delantero. Eso sí, también muy en la línea filosófica del fabricante, la lista de opcionales resulta -quizá- demasiado larga, máxime cuando se trata de una versión especial, que muy bien podría montar de serie alguno de estos elementos: airbag laterales traseros, faros bixenón adaptativos, el asiento del acompañante regulable eléctricamente o el sensor de la presión de los neumáticos, por poner algunos ejemplos. En cualquier caso, también es verdad que estas ausencias se olvidan nada más sentarse frente al volante... y accionar la llave de contacto. La suspensión rebajada y los tarados más firmes en muelles y amortiguadores, sin penalizar el confort, resultan ser el complemento ideal para la caballería de la que se disfruta. Una combinación de lo más germánica en el sentido de practicidad racional; es decir, que se aplican soluciones trufadas en deportividad, sin tener que pagar por ellas un excesivo peaje de confortabilidad. Incluso el marcado diseño anatómico de los asientos se combina con un tapizado mullido y cómodo, sobre todo para lo que se estila en este tipo de realizaciones, perfectamente adaptado a largos desplazamientos. Homogéneo y equilibrado en sus parámetros dinámicos, el Passat RLine pone su punto de inflexión en el 1.8 TSI (gasolina inyección directa) cuyos 160 VC resulta de lo más utilizables , si por tal entendemos, no sólo la potencia, también un significativo par (25,5 metros/kilo) medido en el amplio abanico que va desde las 2.100 a 4.750 vueltas. Consecuencia: elasticidad a toda prueba, lo que lo convierte en un coche muy versátil de utilizar en la mayoría de trazados, también en ciudad. La caja de cambios, con un tacto mejorable, hace gala de unos desarrollos muy medidos, ni demasiado largos ni demasiado cortos, de ahí la versatilidad y facilidad de conducción que, ya se ha dicho, presenta el Passat RLine. Los 535 litros de maletero y la habitabilidad de su interior, resultan ser otras de sus bazas.

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