Diario de León

La ciudad «pasa» de niños

Está planificada a la medida de los adultos en edad laboral y con coche, llena de inseguridad y recluye a la población dependiente. Las iniciativas para «ir al cole solos y andando» señalan la vía del esfuerzo infantil para «reconquistar las ca

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MANU MEDIAVILLA | texto
León

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«Las ciudades se olvidan de los niños, que son cada vez menos y cada vez resultan más invisibles». Desde el movimiento de renovación pedagógica Acción Educativa (AE), Fidel Revilla añade que los marginan «a la hora de planificar» y les dejan «sin espacios para poder jugar», lo que entorpece su normal desarrollo humano. Para intentar remediar este desastre formativo y social, AE creó el Grupo de Trabajo La Ciudad de los Niños, que es también el título del libro que sirvió al psicopedagogo italiano Francesco Tonucci para lanzar su tesis de que «necesitamos a los chavales para salvar nuestras urbes». «Los niños cambian la ciudad cuando participan en su gobierno», ha recordado el propio Tonucci en el quinto Encuentro La infancia y la ciudad: una relación difícil organizado recientemente por Acción Educativa en la madrileña Casa Encendida. «Y si vuelven a las calles -añade-, impulsan la responsabilidad de los ciudadanos. El camino vuelve a ser seguro, las aceras vuelven a estar limpias, el tráfico se relaja y controla. Si hay chiquillos en la calle, somos mejores». La realidad a 1,20 de altura Pero ese beneficioso «regreso» infantil a su espacio vital callejero sólo será posible, apunta Revilla, «si vemos los problemas desde su óptica, si vemos la realidad a 1,20 metros de altura». Todo lo contrario de lo que sucede en estos momentos, porque, como denuncia el propio Tonucci, quienes se ocupan de planificar y quienes gobiernan nuestras urbes han tomado como ciudadano-modelo a un hombre adulto, en edad de trabajar y con coche. Y ese modelo, como subraya el catedrático de Urbanismo Fernando Roch, es «cada vez más hostil para las poblaciones dependientes, que quedan confinadas en espacios cada vez más especializados»: guarderías y parques infantiles, residencias y centros de día para mayores, centros de tipo asistencial destinados para personas con discapacidad, hospitales para enfermedades invalidantes, incluso el propio hogar en caso de problemas de movilidad. Una de las grandes lacras existentes actualmente en las urbes modernas es precisamente el automóvil, que hace muy peligrosas las calles al apropiarse del espacio más amplio y más cómodo, mientras los peatones deben subir y bajar escaleras, utilizar pasos elevados y subterráneos, cruzar a toda prisa semáforos de verde fugaz y, por supuesto, soportar el ruido y tragar el humo de los coches. Y lo peor es que la «solución de los adultos» para paliar esa inseguridad es, o recluir a los niños en casa, aunque sea rodeándoles de todo tipo de artilugios para que se entretengan, o llevarles a los sitios en coche y esperarles. O sea, atarles en corto y cortarles las alas. Hay vida más allá del coche Por eso el proyecto de La Ciudad de los Niños , tanto en su versión italiana como en las que han seguido su estela en España y otros países, pone el acento en la autonomía y la participación. Autonomía, por ejemplo, de movimiento para «ir a la escuela solos» y así «reconquistar las calles», como señalan Revilla y el italiano Dario Manuetti, responsable de la asociación «La ciudad posible» de Turín. Las iniciativas en el ámbito hispano, donde los desplazamientos escolares en coche o autobús pueden ser tan largos o más que los laborales, incluyen los madrileños Caminos seguros al cole -anticipo de Madrid a pie - y el donostiarra Camino escolar . Isabel Prieto, que coordina en el Ayuntamiento de San Sebastián el proyecto Educar en la movilidad, cuenta que arrancó en 2000-2001 en una «audiencia pública de niños» y que ese protagonismo infantil se ha reforzado. Con la actividad Analiza tu calle, imagina tu ciudad, los chavales investigan como auténticos técnicos los problemas alrededor de su colegio. Con «Atento, viene coche», examinan usos automovilísticos y hábitos de conducción para, en palabras de Prieto, «desmitificar la moto y el carné, porque hay vida más allá del coche». Y con «Todos al cole andando» materializan ese objetivo, que dará un paso más con el Pedibús, en el que un adulto hace de «autobús caminante» que va recogiendo a chavales de 2 a 7 años en puntos de encuentro «como si fueran paradas». La idea funciona, porque en los ensayos tuvieron que esperar a los motorizados.

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