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Publicado por
León

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La solución del complejo problema de la violencia machista pasa por su mejor comprensión y por el encadenamiento de medidas eficaces para proteger a las víctimas, castigar a los agresores y prevenir tales comportamientos. «El maltratador no es un enfermo mental», enfatiza María Teresa Gómez-Limón, que cifra en el 10% los agresores con algún problema psíquico. Su perfil incluye tres rasgos claves de personalidad: paranoide -suspicaz, celoso, ve malas intenciones en los demás-, límite -no controla sus impulsos ni su ira-, pide perdón pero vuelve enseguida a las andadas y psicopático -frío, manipulador, no empatiza ni siente el sufrimiento ajeno-. En cuanto al alcohol y las drogas, pueden ser «un acelerador, pero no la causa» del maltrato. El comportamiento machista violento es la suma de rasgos de personalidad y de conductas aprendidas en la cultura patriarcal y reforzadas porque «dan resultado». Por eso la educación igualitaria es fundamental para cambiar los viejos modelos sociales. «Lo gravísimo es que esté aumentando la violencia en menores de 25 años y parejas jóvenes», advierte Gómez-Limón, quien advierte de que «estamos haciendo un mundo de niños con menos capacidad para resistir frustraciones, rodeados de comodidades y que no nos pueden negar cosas». En cuanto a la rehabilitación de maltratadores, la psicóloga la considera complicada, porque la mayoría no se percibe como tal y ni siquiera acude a terapia. Cuando lo hacen para obtener beneficios penitenciarios, la clave está en la «habilidad del terapeuta para engancharlos» a la idea de aprender un nuevo modelo de comportamiento. «Lo más difícil es que tengan conciencia de que algo les pasa y tienen que cambiar. Es complejo, pero en algunos casos se consigue». En ese contexto, un posible teléfono para ellos sería «poco real y difícil de poner en práctica. Mejor otras cosas».

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