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Dos modelos muestran creaciones de la marca Isabel de Pedro

Publicado por
León

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|||| Ignoro cómo un diseñador, peluquero o estilista puede llegar a acordarse de Grace Kelly en el momento de contemplar a Belén Esteban, pero desde aquí mi más sincera enhorabuena a quienes, inspirándose en la mítica princesa monegasca, la peinaron, maquillaron y vistieron en el día de su boda porque hay que reconocer que lograron un milagro: la novia estaba muy fina. Bien es verdad que la elegancia le duró lo que tardó en abrir la boca. Pero de esto ya no es responsable el estilista. El enlace de Belén Esteban no pasará a la historia como una de las bodas del siglo. Pero tuvo lo suyo. Aquello parecía un plató de televisión, con tertulianos vestidos como suelen vestir ellos (de fiesta, de ceremonia, de boda... o de todo junto), dispuestos a discutir y a 'jincarse las peinetas' por un quítame de ahí esos canapés; y a sacarle punta hasta al guionizado Sí, quiero. Pero lo mejor con mucho fue la chaqueta de Óscar Lozano, el ex novio de la novia. Quizá queriéndose caracterizar y no sabiendo de qué, Lozano, con sus galones e insignias, se quedó a mitad de camino entre piloto de línea aérea regular y almirante de trasatlántico. De esa guisa acudió más tarde a la televisión a hablar de la boda y de su antiguo 'affaire' con Belén; porque donde esté un cheque al portador que se quiten veinte banquetes nupciales. Dónde va usté a parar... En medio de la celebración hay incluso quien sostiene que una periodista, no precisamente deportiva, le estuvo retransmitiendo la boda, a base de mensajes de texto, a la Campanario, que estaba a esa hora en una cancha de baloncesto y dicen que a cada rato pedía: «Minuto y resultado». Total, que el circo de siempre, sólo que esta vez de tiros largos... Lo cual, traducido al lenguaje de la Esteban, vendría a ser un: ¡Andreítaaaa, cómete el faisán!