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Volvo S80, «lógica motorística» para un buque insignia

Motores diesel y gasolina de 4 cilindros para los V70 y S80. Volvo propone motorizaciones «lógicas» para sus modelos altos de gama. El fabricante sueco propugna que las tendencias medioambientales no «riñan» con el lujo y la confortabilidad

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Un motor atmosférico de gasolina (145 CV) y un turbodiesel (136 CV) conforman la oferta «contenida» en los escalones más altos de los catálogos de Volvo. «Cada vez más clientes se interesan por el consumo y las bajas emisiones de CO2. Para nosotros es muy importante -manifiesta Lex Kerssemakers, responsable de producto- ofrecer más opciones en la gama de cuatro cilindros, ahora también disponibles en los modelos V70 y S80. Estas mecánicas de dos litros ofrecen una interesante combinación de ahorro de combustible y placer de conducción». Si pensamos que Volvo, con su buque insignia S80, ofrece un amplio abanico de potencias, que llegan hasta los 315 CV -en gasolina-, no deja de ser noticia que las cifras de los turbodiesel «gordos» 2.4 litros (163 y 185 CV) compartan ahora «cartel» con el pequeño 136 CV que, con todo lo que teóricamente pueda parecer, se defiende perfectamente a la hora de mover con evidente soltura la tonelada y media -larga- que pesa nuestro protagonista (1.600 kilos, para ser exactos). Se trata, como el lector ya habrá adivinado, del tetracilíndrico multiválvulas de rampa común firmado por PSA, también profusamente utilizado por Ford en la mayoría de sus gamas (recuérdese que Volvo orbita en el óvalo) con, dicho sea de paso, excelentes resultados prácticos en todas ellas. Así las cosas, Volvo tampoco tiene empacho en utilizar este pequeño en su modelo de más alta referencia que, en este caso, propicia un consumo medio que no llega a los seis litros (5,9 homologados) por cada cien kilómetros. Consecuencia: si el comprador se decantase por este motor diesel de 136 CV, se ahorraría alrededor de 3.700 euros -dependiendo de la terminación- con respecto al célebre D5 de 163 CV, rebaja que alcanzaría casi los 5.000 euros si se tratase del más potente 185 CV. Eso, por no hablar de la rebaja impositiva en la matriculación del modelo. La cuestión, como siempre, es saber lógicamente» qué y para qué se quiere el coche; es decir, si efectivamente estamos dispuestos a sacrificar un mínimo de prestaciones en aras de un planteamiento puramente crematístico. Esa, la crematística, es la baza que pretende jugar Volvo con esta «contenida» aplicación motorística, fundamentalmente enfocada a renting para flotas de empresa generalmente subyugadas por la llamada «compra racional». Sea como fuera, el hecho cierto es que el S80 se comporta tan dignamente como «hablan» las cifras prestacionales: 10,7 segundos en aceleración de cero a cien y doscientos «redondos» por hora de media; nada mal, ya se ha dicho, para una romana como la que ofrece el S80. Es verdad que el coche se mueve mucho mejor en ciudad y trazados «abiertos» (autovía o autopista) que en revirados trazados de montaña; es decir, recorridos sin excesivas complicaciones orográficas. Y otra cosa, si el chasis de nuestro protagonista es capaz de soportar potencias de hasta 315 CV (no digamos si se trata del chasis activo Four-C), lo será mucho más con los 136 CV de referencia. Por ese lado, pueden estar bien tranquilos quienes estén pensando en decantarse por esta versión. Sólo la capacidad del maletero (480 litros, escaso para la envergadura del coche) y su «angosta» bocas de carga pueden ser el pero a poner a un coche, en su generalidad, bien atractivo y que cubre con creces las expectativas de quien pretenda un coche alto de gama... crematísticamente contenido.