«El León rural se desangró por la falta de inversiones»
Carlos Junquera Rubio | Profesor de Etnografía en la Universidad Complutense, saca a la luz el segundo tomo de su exhaustivo estudio sobre Veguellina de Órbigo
-Ya nos había «regalado» un volumen, también de gran formato, sobre Veguellina de Órbigo; ¿qué había quedado en el tintero? -Cuando en 1993 apareció el primer libro sobre Veguellina ya anuncié a mis vecinos que vendría un segundo y por lo menos un tercero. En el tintero quedaron muchas cosas y algunas salen ahora a la luz en este segundo volumen que aborda desde los inicios del pueblo hasta finales de la Edad Moderna. -¿Cuáles son las aportaciones más novedosas? -La parte arqueológica orienta, en primer lugar, a un hallazgo muy notable como es la espada pistiliforme que apareció a principios del siglo XX en casa de mis abuelos maternos. Ese hecho muestra la importancia prehistórica de esta tierra cuando la ribera del Órbigo comenzó a ser poblada; es más, hallazgos así son escasos en la Península. El segundo aporte es la defensa de la canalización de los riegos como romana. En la época en que yo era estudiante universitario se me enseñó que las canalizaciones de las riberas centrales de León fueron consecuencia de la primera etapa de repoblación, y se decía que los mozárabes habían sido sus gestores. Sin negar esta posibilidad para algunas (Presa Cerrajera, Presa de la Tierra, Presa del Moro), oriento mis criterios hacia el mundo romano, porque Plinio, como administrador entonces de la Tarraconense, tenía a su cargo la explotación minera de Las Médulas, la Cabrera y otros centros, y apunta que hubo 60.000 obreros para la mano de obra. ¿Dónde se alimentaban, de qué? Los romanos entendieron que nuestras riberas cercanas debían ponerse en explotación, hacer desaparecer el bosque y lograr alimentos. Igualmente, planteo criterios sobre la famosa batalla del Órbigo en la que los suevos quedan desbaratados y los visigodos se van haciendo con el poder que en ocasiones compartieron con los bizantinos. Y dedico unas páginas a la presencia musulmana y a la reconquista y repoblación. Cuando se aseguraron las rutas frente al musulmán comenzaron a llegar gentes de diversas nacionalidades europeas. -¿Veguellina es un buen ejemplo para entender lo leonés? -Veguellina es un pueblo peculiar por muchas cosas. En primer lugar, el hecho de que no sea ayuntamiento se debe a que en el Antiguo Régimen era el tercer núcleo de la Jurisdicción de Benavides de Órbigo, dependiente del Condado de Luna, y cuando se hizo el Catastro del Marqués de la Ensenada era el tercer núcleo en contribuir superado entonces por Villoria y Villarejo, y por esa razón Villarejo fue designado como cabeza a finales del siglo XIX que es cuando se crearon los ayuntamientos rurales; previamente lo que funcionaban eran los concejos, que aún siguen, pero sometidos a los ayuntamientos. Creo que lo que deben hacer otros estudiosos interesados también en las raíces leonesas es poner al día toda la documentación existente e interpretarla. No es tarea fácil, pero otorga satisfacciones. -¿Cuáles son los hitos históricos que más han marcado a Veguellina y al Órbigo en este período? -Serían hitos la presencia astur y la gestión del medioambiente, impronta romana, con datos que se ampliarían mucho más si ya estuvieran publicados los estudios del profesor Enrique González Alonso. La presencia de los pueblos germánicos influyó también en la toma de decisiones y en el hecho de que compartieron con las familias romanas lo que había. Con la repoblación se fue dando nombre a los núcleos que iban apareciendo, algunos con presencia anterior, pero sin nominación concreta. Si nos centramos en etapas medievales, el siglo XIII fue de florecimiento económico y demográfico, pero las pestes y las desgracias influyeron también. Veguellina tardó siglos en rehacerse demográficamente, y la agricultura es insostenible en criterios tradicionales si no se cuenta con brazos. Las máquinas son de ahora. Y la Ruta Jacobea marcó a todos. -Fenómenos como la concentración parcelaria no sólo destruyó un paisaje cultural centenario, el de los «praos» y los «cierros», la diversificación, el minifundismo... ¿incluye estas cosas en su libro? -La concentración parcelaria es un fenómeno de mediados del siglo XX, por lo que no pudo incidir en las épocas a las que hace referencia el libro. La recesión de los prados comunales o privados comenzó con ocasión de la Desamortización de Madoz y soy testigo directo, como otros muchos veguellinenses, de su casi total desaparición a finales de 1950 para ampliar la zona arable, y lo mismo pasó con los cierros; pero en Veguellina no ha ocurrido aún el fenómeno de la concentración, sí en Villarejo y últimamente en Villoria donde no la desearon como consecuencia de las muchas plantaciones de lúpulo. E incluyo un mapa con los topónimos tradicionales tal y como han pervivido hasta la actualidad. -Veguellina pertenece por entero a la variante occidental del dominio lingüístico asturleonés ¿qué queda de la vieja lengua? -Evidentemente queda toponimia y un cierto léxico rural que lamentablemente se está perdiendo a marchas aceleradas. La única solución que tenemos es registrar esos datos y publicarlos, porque son nuestros, de nuestros pueblos y gentes, de cuantos nos han precedido en la historia y malos herederos seríamos si no queremos saber cuáles fueron nuestras raíces. -Los pueblos de León están llenos de retos y carencias, ¿por dónde deberían pasar, a su juicio, las soluciones para salvarlos, física y anímicamente? -Efectivamente, la mayoría de los pueblos leoneses ha dependido de la agricultura desde la época de los romanos. Ahora bien, aunque no corresponde para este libro, la realidad de Veguellina es que es un ejemplo, desde finales del siglo XIX, de recepción de emigrantes procedentes de las otras provincias españolas como consecuencia del ferrocarril, la azucarera y la FITENA. Esto posibilitó una economía mejor respecto a los pueblos de alrededor. También conocemos los movimientos de emigración hacia el exterior: hacia América Latina hasta finales de los 1950 y hacia Europa a partir de esas fechas, y algunos hacia los Estados Unidos y Canadá. Esta es una de las peculiaridades humanas de la Veguellina de los tiempos contemporáneos. Respecto a mi juicio, entiendo que cualquier cambio que pueda ocurrir debe pasar por la consulta a los involucrados sobre qué quieren y como lo quieren. Los pueblos leoneses se desangraron humanamente porque nunca les llegó ni la más mínima inversión: desde que estamos en Europa les llegan algunas subvenciones, entiendo que algunas hasta dañinas porque cierran más que abren, como ocurre con la ganadería; es decir, mucho Bruselas pero parece que no llegan los bocadillos de jamón como se esperaba. En lo que afecta al turismo, ecoturismo y cultivos biológicos, pues hay opiniones para todos los gustos. Una cosa es el turismo de conocimiento, y éste lo practican pocos, y otra el del botellón y similares que tiene muchos más adeptos. Los cultivos biológicos me plantean muchas dudas; por ejemplo, a partir de 1960 comenzaron a llegar a Veguellina tractores, remolques y cosechadoras, y hasta esas fechas se araba con bueyes o vacas. Llegaron también los herbicidas para el campo con el objetivo de que no nacieran las malas hierbas y se ahorraran horas de trabajo. La pregunta que hago es ésta: ¿Se ha incrementado la riqueza del suelo, o se ha empobrecido como consecuencia del empleo de herbicidas? Digo esto porque el estiércol sacado de la cuadra y producido por animales y humanos es lo que fertilizó las fincas durante siglos. Con esto no quiero decir que tengamos que cerrarnos al progreso, más bien que hay que mirar y elegir lo que mejor nos convenga, y no creernos la novedad por el simple hecho que sea una moda.