Un torbellino mediático llamado Carla
En sus visitas oficiales dejó admirados a los presentes con su elegancia, su saber estar y su aire a lo «Jackie Kennedy»
El primer disco de Carla Bruni desde que se convirtió en primera dama de Francia sale mañana a la venta, en medio de una extraordinaria campaña mediática, que mezcla lo político con lo artístico. «Comme si de rien n' était» (Como si nada), el tercer álbum de la cantante y ex modelo, de 40 años, contiene 14 canciones, la mayoría escritas por ella, en las que habla de los numerosos amantes que han jalonado su vida y su nostalgia por el paso del tiempo, en un estilo que va del pop al «bluegrass», con toques de jazz. También hay un tema en inglés popularizado por Bob Dylan, «You belong to me», y otro en italiano, «Il Vecchio Bambino», del anarquista Francesco Guccini, que solía escuchar en su juventud. Aunque ya era muy conocida y había ganado un disco de oro con su primer álbum, «Quelqu'un m'a dit» (Alguien me ha dicho) (2003), Bruni ha desatado una efervescencia mediática en Francia y el mundo entero desde su romance con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, del que se convirtió en tercera esposa el pasado 2 de febrero en el Elíseo. La revista «L'Express» le dedicó 10 páginas la semana pasada, mientras una entrevista en «Libération» disparó las ventas en un 47%, pese al aluvión de críticas de los lectores en el sitio de internet de este diario de izquierdas. Según el conservador «Le Figaro», éste es el disco más esperado de las últimas décadas en Francia. Bruni «estaba acostumbrada hasta ahora a contar sus ventas, pero esta vez medirá su nivel de popularidad», dice «L' Express». La propia estrella ha reconocido que el álbum no será juzgado sólo por sus méritos musicales, sino por el hecho de ser quien es. Como prueba, la polémica desatada en torno a una de las canciones, «Tu es ma came» (eres mi droga), en la que hace un paralelismo entre el amor y la adicción a la droga que suscitó las protestas del Ministerio colombiano de Asuntos Exteriores por una referencia a la «blanca (cocaína) colombiana». Desde que es primera dama, Bruni ha robado protagonismo al impopular Sarkozy, a quien ha rendido el «insigne servicio de hacerse olvidar», señala la revista satírica «Le Canard Enchaîné». En sus visitas oficiales a Sudáfrica y el Reino Unido, la ex modelo, que procede de una familia adinerada de la alta burguesía de Turín y se ha definido como «epidérmicamente de izquierdas», dejó admirados a los presentes con su elegancia, su saber estar y su aire a lo «Jackie Kennedy» de los años sesenta. «Lo peor para mi no es no gustar, sino no ser vista», afirmó en una ocasión. El productor de sus dos anteriores discos, Louis Bertignac, ha dicho de ella que «le gusta ser observada. Vive por la mirada de los demás y ha nacido para ser un personaje público». El conservador Sarkozy, cuya popularidad empezó a desplomarse en enero, tras copar las portadas con sus vacaciones de lujo con Bruni en lugares exóticos mientras no mejoraba el poder adquisitivo de los franceses, no acaba de remontar en los sondeos, pero sus asesores de imagen tienen las esperanzas puestas en el «efecto Bruni». En un reciente sondeo, un 55% de los franceses afirmó que Sarkozy se sirve de Bruni para promocionar su imagen personal, mientras que un 51% opinó que ella desempeña bien su papel. Aunque «Comme si de rien n' était» es el primer disco que se inscribe en la agenda de la República Francesa, Bruni ve en él un símbolo de su independencia y ha negado cualquier censura oficial de su trabajo. «Pienso que el fantasma de la manipulación del Elíseo es un poco misógino», afirma la primera dama, quien un año antes de su boda reconoció en «Le Figaro» que le «aburre» la monogamia. Hoy, sin embargo, asegura que no se subirá más a un escenario, por motivos de seguridad, «mientras mi marido sea el jefe del Estado», y que interpretará su música en programas de televisión. Bruni entregará los beneficios de las ventas de su álbum a la Fundación Francia, para obras humanitarias. En las últimas semanas, la prensa hizo conjeturas sobre un posible embarazo de la cantante, un extremo que ha negado al explicar que su tripa se debe «únicamente a que de vez en cuando me tomo una cerveza». La mujer de Sarkozy, italiana de nacimiento, declaró que se ha « nacionalizado francesa» y que espera su pasaporte.