Los niños inmigrantes revolucionan las consultas de pediatría en España
Los médicos de menores demandan el tiempo necesario para atender a los hijos de inmigrantes y que se implante un sistema de traducción en las consultas. Uno de cada seis niños atendidos en pediatría de atención primaria serán en breve hijo de e
Las consultas de pediatría de atención primaria están encarando una auténtica «revolución»: la llegada masiva de niños inmigrantes a España o el nacimiento en nuestro país de hijos de extranjeros que demandan, como cualquier autóctono, los servicios médicos habituales. Los cálculos de las principales asociaciones de pediatría indican que en un breve espacio de tiempo, en uno o dos años a más tardar, uno de cada seis niños atendidos por los pediatras serán, en su mayoría, hijos de inmigrantes nacidos en España. Los datos oficiales son de por sí meridianamente claros: se calcula que en España un 11% de la población infantil y adolescente menor de 16 años proviene de la inmigración. Además, «alrededor del 15% de los nacimientos son hijos de inmigrantes, lo que supondrá una sexta parte del total de los niños de las consultas en un futuro muy próximo», subrayó este miércoles Maite de Aranzabal, coordinadora de Inmigración de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Ante esta nueva realidad, los pediatras tienen que adaptarse a los nuevos tiempos. Para configurar las principales necesidades en los servicios de pediatria, la AEPap junto a la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) han elaborado un estudio sobre la situación actual de la inmigración del que se derivan algunas conclusiones para facilitar su trabajo como facultativos. Mitos «falsos» Una, que los pediatras demandan el tiempo necesario para atender a los hijos de extranjeros, toda vez que a veces necesitan cinco veces más de tiempo que con un autóctono para explicarles la situación clínica del niño. Ello lleva aparejado, según De Aranzabal, una readaptación de las consultas, para que a los facultativos se les asigne un menor número de niños por cupo. Otra de las reivindicaciones es que se implante un sistema de traducción en las consultas para favorecer la comunicación, a veces imposible por desconocer los inmigrantes la lengua española. Además, Jesús García, miembro de la SEPEAP, solicitó que los ayuntamientos faciliten la utilización de mediadores que sirvan como cauce de interlocución de los pediatras con una persona del mismo país a la del niño que se atiende. Ambos pediatras desmontaron algunos «mitos falsos», como que los niños inmigrantes contagian enfermedades infecciosas o que sufren trastornos mentales. Es más, «las enfermedades tropicales que se contagian proceden de cooperantes y turistas», dijo De Aranzabal, y, si acaso, los niños inmigrantes sufren ansiedad, no un trastorno mental propiamente dicho, debido a los profundos cambios sociales, culturales y religiosos que viven. Se da, además, la circunstancia de que, en contra de lo pensado, los menores inmigrantes visitan mucho menos la consulta que los autóctonos. «No causan ninguna repercusión en la salud pública», enfatizó De Aranzabal, quien sostuvo que las enfermedades de mayor prevalencia entre los hijos de extranjeros son las mismas que las de los niños autóctonos: enfermedades respiratorias, trastornos gastrointestinales y accidentes. Como patologías más específicas de la inmigración se pueden mencionar la anemia, la parasitación intestinal, el paludismo y el contacto con la tuberculosis, aunque no padezcan la enfermedad. Para seguir desterrando estereotipos, aseveró que «con SIDA vienen poquísimos niños, al igual que con hepatitis». Sí es cierto, comentó, que en algunas culturas, como la latinoamericana y la africana, se admite con normalidad el «castigo físico» a los niños, algo ante lo que el pediatra se ve obligado a ejercer una labor preventiva, «casi de psicólogo», hablando con los padres de que esa costumbre no es admitida en España. Revisión obligatoria Y mucho menos la ablación de clítoris que están obligados a denunciar si se detecta, aunque se dan escasos casos. En algunas ocasiones, se lleva a cabo en visitas a su país de origen, por lo que, a la vuelta, están obligados a hacer un seguimiento exploratorio para confirmar que no se ha producido. Lo primero que recomiendan los pediatras de atención primaria es que, cuando el niño inmigrante llegue por primera vez a España, los padres lo lleven a la consulta para realizarle una revisión general, si es posible portando el historial médico o de vacunación de su país de origen, si bien esta eventualidad no se suele producir en muchos casos. Uno de los problemas a que se enfrentan los pediatras es a la alta 'movilidad' de las familias de los niños, lo que impide confirmar si han seguido las pautas de vacunación. Además, suele ser habitual que tan solo dos de cada diez recetas que se prescriben lleguen a la farmacia, no se sabe si por dificultades económicas o por falta de entendimiento.