Diario de León

Los riesgos de salud no cogen vacaciones

Publicado por
MANU MEDIAVILLA | texto
León

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La «cara buena» del verano (tiempo libre, diversión, viajes) tiende a dejar en segundo plano un reverso de contratiempos (intoxicaciones, accidentes, infecciones) que casi siempre es resultado de la despreocupación asociada al disfrute del ocio. Pero los riesgos para la salud no cogen vacaciones, como repiten estos días múltiples especialistas de todos los ámbitos. Bienvenidos sean el calor y el sol, pero cuidado con las peligrosas deshidrataciones y quemaduras. Y, ojo - añaden- con las intoxicaciones alimentarias y con las infecciones tropicales en destinos lejanos. La traducción de algunos de esos riesgos en cifras no es ninguna broma: entre 70 y 150 personas, la mayoría menores, se ahogan cada verano en playas, ríos y piscinas; las zambullidas imprudentes causan el 6% de todas las lesiones medulares; las consultas médicas por gastroenteritis se cuadruplican... De ahí la necesidad de tomarse en serio las precauciones aconsejadas y hacer realidad el oportuno lema de la Cruz Roja Española, «Este verano, quiérete mucho», con el que actualiza su campaña «Prevenir es vivir». La hidratación, fundamental Con el trasfondo dramático de la ola de calor europea que en 2003 se llevó la vida de miles de mayores, sobre todo en Francia, uno de los consejos fundamentales es asegurar una correcta hidratación. Fruto de tal preocupación ha sido el documento de consenso de cinco sociedades científicas españolas (la de Endocrinología y Nutrición, SEEN; la de Patología Digestiva, SEPD; la de Médicos de Atención Primaria, Semergen; la de Medicina de Familia y Comunitaria, semFYC; y la Asociación de Gastroenterología, AEG), que alertan contra la temeraria resistencia de mucha gente a seguir recomendaciones tan básicas para la salud como beber «dos litros de líquidos al día, incluyendo el agua de los alimentos» y «aunque no se tenga sed». El consejo es aún más importante para embarazadas, madres en fase de lactancia y bebés -si toman biberón hay que ajustarse a la proporción de agua y leche recomendada ; para la chiquillería, que, como dice Rosario Corio desde Semergen, se deja absorber por el juego y tiene «pereza para ir a beber»; y para las personas mayores, que «tienen disminuida la sensación de sed» y cuyos riñones «se van deteriorando y no filtran igual». Para compensar la falta de sed en esa edad avanzada, es mejor que beban «agua con frecuencia, en pocas cantidades», y usar como gancho el sabor de otras bebidas con cualidades saludables. Los refrescos, añade Alberto Sacristán desde semFYC, no son adecuados para la hidratación, y mucho menos el alcohol. Sí lo son, en cambio, «alimentos ricos en líquido como las gelatinas o la sandía (tiene un 99%), que se puede tomar entre comidas fresquita y en trocitos», así como otras frutas y verduras, zumos naturales y gazpachos. Y una reflexión final: «Cuando hay una persona cuidadora, lo esencial es convencerla de que siga esos consejos». Numerosos peligros Pero la deshidratación es solamente uno de los muchos peligros de salud que acechan en el verano. El calor también perjudica la conservación de los alimentos, cuyo consumo en mal estado -unas veces crudos, como algunos pescados y mariscos, y otras con salsas sin garantías está en el origen de abundantes intoxicaciones y gastroenteritis. Otro motivo puede ser la ingestión de agua no potable y de helados «caseros», especialmente en otros países donde los controles sanitarios son menores. También el sol da grandes quebraderos de cabeza sanitarios, lo que denota una insuficiente conciencia popular sobre sus riesgos, que se miden con una resta: cada persona nace con un «capital solar» -menor en las de piel clara-, del que se van descontando las horas de sol tomadas. La piel tiene «memoria solar», así que la merma es inexorable. La única defensa es un protector con el mayor índice posible, que tendrá su eficacia máxima si se aplica 30 minutos antes de empezar, sobre la piel seca y de forma abundante,

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