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La celda del «último samurai» bajo la lupa de la fiscalía

La celda de Alberto Fujimori, convertida en una verdadera corte visitada por simpatizantes, políticos, cantantes y hasta supuestas brujas, y nunca pisada por su esposa Satomi Kataoka, está ahora bajo la lupa de la Fiscalía peruana

Publicado por
ROCÍO OTOYA | texto
León

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El preso más famoso del Perú cuenta paradójicamente con un régimen menos estricto que los otros inquilinos de los penales del país, y la política que le aplican las autoridades penitenciarias puede calificarse como poco de generosa. Por eso, la Fiscalía ha iniciado una investigación, en medio de una polémica sobre el nuevo régimen penitenciario del ex gobernante, que pasó de especial a ordinario. Algunos medios y políticos de la oposición denunciaron que las mejoras carcelarias se lograron a cambio del supuesto apoyo de los fujimoristas al oficialista Partido Aprista, de Alan García, para obtener la presidencia del Congreso, basándose en una interpretación «subjetiva y no técnica» de las normas penitenciarias. En la última semana se ha descubierto que el ex presidente recibió a sus anchas en su celda de más de 400 metros cuadrados desde miembros del grupo musical uruguayo Los Iracundos, a simpatizantes tan pintorescos como la supuesta hechicera, Salomé Ybargüen, de 87 años. Pero no sólo eso: el ex presidente (1990-2000), que se recupera de un cáncer a la lengua, tuvo línea directa para hacer llamadas de hasta 1.800 dólares al Japón, donde vive Kataoka, confirmó ayer el Fiscal Supremo de Perú, José Peláez. La más sospechosa de las visitas a la sede de la Dirección de Operaciones Especiales de la Polícia (Diroes), donde se encuentra recluido Fujimori, fue la del ministro del Interior, Luis Alva Castro. Alva Castro reconoce haber visitado la Diroes días antes de la elección de la mesa directiva del Congreso, pero asegura que no fue para reunirse con Fujimori. Pero más revuelo que la visita del ministro ha sido la de la llamada «bruja» Ybargüen. La anciana, que pronosticó la salida del ex presidente para octubre, manifestó que ella no es bruja ni lee las cartas, sino una simple «enviada de Dios», en su afán por quitar hierro al escándalo que tiñe al juicio a Fujimori con matices de hechicería. «Dios me está mandando, desde cuando (Fujimori) ha sido niño, para que lo proteja», señaló la anciana sin referirse a las supuestas maldiciones que se cree ha lanzado contra abogados y a los fiscales. Lo que sí admitió es que se reunió con Fujimori en su celda entre el 14 y el 18 de julio a pedido del reo, confesó. Por su lado, el legislador fujimorista Rolando Souza insistió a Efe en que se ha montado «una mentira mediática» en torno a visitas a Fujimori, tras precisar que si bien los miembros de Los Iracundos visitaron al ex presidente el día de su cumpleaños, el 28 de julio pasado, no lo hicieron para «tocar sus instrumentos, bailar y chupar (beber alcohol)». Por su lado, el abogado de Fujimori, César Nakazaki, señaló a Efe que las denuncias sobre las supuestas visitas irregulares buscan «eliminar su capacidad (del ex presidente) de hacer actividad política». Pero el fiscal Peláez puntualizó que no se debe olvidar que Fujimori es «el exponente máximo de una cadena de poder para llevar a cabo una guerra sucia para combatir al terrorismo». Fujimori, que renunció desde Japón en noviembre de 2000 a la Presidencia de Perú, afronta desde diciembre pasado un juicio por las matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), así como por el secuestro de un periodista y un empresario tras el autogolpe de Estado de 1992. Esta no es la primera vez que se ha denunciado que Fujimori vive en una «cárcel dorada». Mientras esperó su extradición a Perú desde Chile, a donde llegó en noviembre de 2005 y se casó por poderes con Kataoka, se calcula que gastó más de un millón de dólares. La esposa de Fujimori visitó Perú durante la campaña presidencial de ese año, que ganó García, y nunca más volvió a ver a su marido desde que fue devuelto a Lima.