Diario de León

Carreras de camellos, un juego de niños

El corazón del desierto egipcio acoge cada año el espectáculo de las carreras de camellos, donde los beduinos sacan a sus mejores ejemplares montados por jinetes que apenas sobrepasan el metro de altura y los doce años de edad

JAVIER FAGÑUNDEZ

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En la séptima edición del torneo de la provincia de Sharquiya, al noreste de El Cairo, han participado alrededor de trescientos animales. Y sobre ellos, los jinetes: niños de entre ocho y catorce años, según la organización, pero que, por lo general, no parecen sobrepasar los doce. Mohamed, un treintañero vestido con una tradicional túnica árabe y unas modernas gafas de sol, señala a su camello, con el número 20 escrito en azul sobre su blanquecino pelaje y, a su lado, el pequeño «jockey» que tratará de llevarlo a la victoria. El dueño del animal cuenta que ha viajado desde Sharm el Sheij, en el Sinaí, para participar en el torneo, al igual que muchos otros propietarios de camellos de todo el país, principalmente miembros de familias de beduinos que viven en el desierto. Eso sí, siguiendo los preceptos islámicos, aquí nadie apuesta por un ganador, tal y como subrayó con rotundidad a pie de pista el presidente del tribunal de jueces del torneo, Ismaid Zakmur. Junto a los animales, los niños esperan para montar e iniciar la competición ante la atenta mirada de los dueños de los camellos. Algunos de los chicos, los más tranquilos, posan para los medios árabes que se han desplazado hasta Sharquiya, mientras que otros corren y juegan alrededor de los animales. Algún crío, incluso, templa los nervios fumándose un cigarrillo antes de la carrera. Conforme se acerca el momento de la salida, todos los niños, con los pies y la ropa coloreados por una fina capa de arena, suben a sus monturas y se dirigen hacia la línea de salida. Y cuando el reloj dicta la hora, los chicos azotan con sus varas a los camellos, que se lanzan a través del desierto levantando una intensa nube de polvo a su paso. Zakmur se congratuló de que ningún chico haya sufrido un accidente hasta ahora, pero añadió que la organización siempre tiene preparado un vehículo por si se diera el caso. Sin embargo, otro de los integrantes del equipo de jueces, Imain Fadel, comentó que el año que vienen quieren colocar «robots» que fustiguen de forma automática a los camellos, tal y como se hace en los Emiratos Árabes Unidos, donde ya se ha dejado de utilizar a niños como jinetes. De hecho, las carreras de camellos son más habituales en los países del Golfo que en Egipto, donde esta práctica ha empezado a ganar adeptos en los últimos años. La competición se divide en ocho carreras de diversas distancias, dependiendo de la edad de los camellos. Al final, los cinco primeros en cada ronda se reparten un total de 34.400 libras egipcias -alrededor de 4.500 euros-. En Egipto, el camello es un animal que no sólo es muy valorado como medio de transporte, especialmente entre los beduinos, sino también por su carne y su leche, que se consumen de forma habitual. Las carreras de Sharquiya se enmarcan en un plan diseñado por el Gobierno regional para fomentar el turismo en la región, y, según las autoridades, se han convertido en un éxito que cada año consigue atraer no sólo a más curiosos, sino también a un mayor número de participantes.

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