¡Mi perra tiene leche en las mamas!

Alrededor de los dos meses despues del celo, la mayoría de las hembras pueden desarrollar una alteración hormonal que las lleva a comportarse de manera especial. Es un estado que tiene lugar por motivos de supervivencia naturales. Es posible que este comportamiento lo hayan heredado de sus ancestros cuando convivían en jaurías y afectaba sobre todo a las hembras con menor rango jerárquico. Asi servían de madres nodrizas amamantando a los cachorros de las dominantes, hembras alfa, cuando éstas salían a cazar, tenían problemas durante la lactación o morían dejándo sus cachorros huérfanos. Las hembras alfa eran las únicas que se reproducían mientras que los demás miembros de la manada jugaban y cuidaban de sus crías. Lo puede desarrollar cualquier hembra una vez pasada la pubertad. La responsable es la progesterona, hormona encargada de preparar al animal para la maternidad, habilitando el útero para la gestación. A su vez desencadena la producción de prolactina que es la que promueve el desarrollo de las mamas, la producción de leche y la aparición del comportamiento maternal. Estas hormonas se mantienen en el organismo a los mismos niveles que los de una hembra preñada dando lugar a los síntomas típicos de una pseudogestación. Las hembras están tristes, nerviosas, dejan de comer, no quieren salir a la calle, algunas muestran un abdomen más voluminoso y lo más característico es que sus mamas aumentan de tamaño y comienzan a producir leche. No es de extrañar que durante esta fase la «falsa mamá» adopte peluches y juguetes como si fueran sus cachorros, llevándolos a su cama y lamiéndolos como si tal cosa. Otras incluso preparan el nido para el posible parto, que por supuesto nunca tiene lugar puesto que no ha habido cópula. Es más común en perras que en gatas y los síntomas persisten varias semanas, sobre todo la produción y secreción láctea. Las mamas, sobre todo las localizadas en la zona inguinal se llenan de leche. Éste constituye un medio de cultivo ideal para el crecimiento de microorganismos que no se lo pensarán dos veces a la hora de introducirse a través del canal del pezón y colonizar el tejido mamario, provocando una seria infección. Es importante iniciar un tratamiento de forma temprana, siguiendo útiles consejos del veterinario, para interrumpir la lactación y ayudar a que la perra supere cuanto antes esta situación que es algo traumática. Parece obvio pero lo primero que debe hacer el propietario es asegurarse de que realmente su perra no está preñada, sobre todo si se trata de animales que viven en fincas o si se tiene la mínima sospecha de que durante el celo la haya montado algún macho. Hay que tener en cuenta que, el único tratamiento definitivo es la esterilización, puesto que una hembra que padece con frecuencia pseudogestaciones, es posible que desarrolle enfermedades durante la madurez, quistes de retención, tumores de mama etc.