Un repaso por su historia

La iglesia de San Isidoro contiene en su interior los restos de San Isidoro de Sevilla, que fueron trasladados desde tierras musulmanas en el 1063. La parte más antigua del edificio actual es el panteón regio que se sitúa a los pies de la Basílica. Los historiadores coinciden en que los datos históricos sobre su construcción son bastante confusos, sin embargo, se ha concluido por interpretar que fue Doña Urraca, hija de Fernando I, la impulsora de la ampliación de la nave del panteón, en el último tercio del siglo XI. Su estructura, la del panteón, es bastante conservadora, pero su estilo decorativo se corresponde con un románico pleno: La Capilla Sixtina de la pintura románica. Un tiempo después se construyó un pórtico lateral en la fachada meridional del templo de Fernando I, que sería derribado para construir otro de mayor tamaño y acorde con las novedades arquitectónicas europeas. La iglesia adopta la forma de tres naves, con intercolumnios de pilares cruciformes, y un transepto de una nave, al que se abren tres ábsides semicirculares. Es una tipología antigua, heredera del primer románico. Es necesario mencionar brevemente como referentes característicos de la basílica la puerta del Cordero, adornada con unos tipos iconográficos que hacen referencia a la redención (el sacrificio de Isaac y el cordero apocalíptico en una mandorla adornada con ángeles), y la del Perdón, que representa la muerte, la resurrección y la Ascensión.