25 años del festival de León: un deseo

Desde mi mesa de trabajo veo delante de mí, expuesto desde hace más de 10 años sobre un estante de mi biblioteca, una escultura original realizado por un artista leonés y que representa los tubos de un órgano sujetos en su pedestal, como los actores dramáticos de una obra musical originaria. Esta escultura, me fue otorgada en un acto de homenaje que tuve el honor de recibir en la Catedral de León dentro del marco del Festival Internacional de Órgano, y después de ofrecer un concierto con la Orquesta Reina Sofía. Desde la primera vez que fui invitado por este Festival, siempre me impresionó la calidad, cultura, sensibilidad y entusiasmo de los organizadores y particularmente del fundador del festival, mi amigo Samuel Rubio. Músico dinámico, ha sabido crear un movimiento de fervor y comunicación con un fiel y numeroso público que se reencuentra en cada concierto. Impresionado por la amplitud y calor de este público, también lo estoy por las limitaciones e imperfecciones del instrumento, en contraste total con la belleza del lugar: esta Catedral de la que admiro las sublimes vidrieras con decoración vegetal. Samuel Rubio ha intentado en vano convencer a las autoridades para construir un nuevo órgano digno del lugar, del público y de los intérpretes. Él me encargo los planos de este nuevo instrumento que habíamos confiado a un gran organero. Todo este esfuerzo ¡aún se encuentra después de tantos años en el estadio de «proyecto»!. Si mis deseos y los de tantos otros intérpretes pudieran convertirse en realidad, este Festival después de 25 años de creación y divulgación cultural de primer orden y en la vanguardia de la música, encontraría la justa recompensa a su esfuerzo y a su valor: el encargo y construcción de un órgano acorde a la belleza y monumentalidad de la Catedral de todos los leoneses.