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¿Qué es el gusano del corazón?

Parásito responsable de una enfermedad cardiopulmonar muy distribuida en nuestro país que afecta principalmente al perro y a veces también al gato y al hurón

Esta parásito afecta a los perros, pero también a los gatos y a los hurones

Publicado por
MÓNICA FARTO LÓPEZ veterinaria clínica veterinaria centro león
León

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El contagio entre los perros no se produce por simple contacto directo sino que la picadura de un mosquito hace de vector vehiculando el parásito, Dirofilaria inmitis. Existen más de setenta especies distintas de mosquitos que pueden transmitir esta enfermedad. Es un gusano de color blanco que puede alcanzar más de 30 centímetros de longitud en su fase adulta y que suele instalarse en la aurícula derecha y arteria pulmonar principalmente, aunque también alcanza otras localizaciones como el hígado, bazo, riñón, piel, ojos y cerebro. Se han llegado a encontrar del orden de 300 a 500 gusanos en un solo perro. En cuanto a su distribución geográfica, en un primer momento las zonas más afectadas con Canarias, la zona sueroeste de la península, cuenca del Ebro y sur de la comunidad valenciana, pero si se dan las condiciones óptimas de temperatura y humedad podemos ver casos en cualquier parte de España. Hace unos meses fue diagnosticado un caso en Zamora. Su ciclo biológico pasa por varias fases. Primero un mosquito pica a un animal infectado por lo tanto ingiere las microfilarias que nadan por su torrente circulatorio. En el interior del vector comienzan los gusanos a madurar, de manera que cuando este mosquito pica a otro animal el parásito atraviesa la piel de su nuevo huesped y gracias a su gran movilidad avanza a traves de la sangre hasta alcanzar los órganos diana, el corazón y los pulmones. Aquí alcanzan su madurez sexual comenzando a reproducirse y originando microfilarias que permanecerán a la espera de que un nuevo mosquito las invite a visitar un nuevo hospedador. Se trata de un proceso crónico salvo aquellos casos en los que se dan infecciones masivas en animales jóvenes en los que puede llegar a ser mortal. La síntomatología más común es la aparición de toses, dificultad para respirar, intolerancia al ejercicio y taquicardia. Muchos de los daños internos se producen antes de la aparición de los primeros signos. En ocasiones hay apatía, pérdida de peso e incluso se producen accidentes tromboembólicos que llevan a un fatal desenlace. Un diagnóstio precoz, antes de que las larvas maduren, nos permitirá tratar al animal con mayor facilidad y evitar que se produzcan daños internos mayores. Es necesario realizar varias pruebas ante la posibilidad de que se trate de una filariosis oculta, en la no habría microfilarias circulando en por el torrente sanguíneo y si parásitos adultos que puedan reproducirse. El tratamiento debe comenzar una vez realizado un análisis previo que nos informe sobre el funcionamiento del resto de los órganos y sobre todo del corazón. Existen medicamentos efectivos que eliminan las microfilarias y las formas adultas. Es necesario el uso de medidas preventivas adaptadas a las necesidades de cada animal para controlar la enfermedad. En las zonas de España donde este proceso está a la orden del día la administración de una medicación preventiva via oral mensualmente o pipetas aplicadas en la piel puede ser suficiente. De este modo se eliminarán eficázmente las diferentes formas que adopta el parásito a lo largo de su ciclo vital, interrumpiendo el mismo antes de que produzcan daños graves. Como se suele decir, una vez más, más vale prevenir que curar.

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