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Kepa Junquera reúne a 42 voces en torno al cancionero vasco

Amancio Prada participa en el disco doble interpretando uno de los temas junto a Eliseo Parra y Pau Donés, entre otros. El ambicioso proyecto del prestigioso acordeonista cuenta con la participación de cantantes españoles como Estrella Morente,

Publicado por
PACHO RODRÍGUEZ | texto
León

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Amancio Prada y Miguel Bosé, juntos, cantando Bandido, no, pero Kepa Junquera sí ha conseguido reunir a 42 grandes cantantes, incluidos los dos primeros, en torno a una casa común vasca sin fronteras, que es lo que resulta ser Etxea (casa en euskera), último trabajo del prestigioso trikitilari (acordeonista). Editado por Warner, se trata de un doble disco, recomendable y plausible por el volumen de colaboradores y por su cercana calidad, completado con la participación de 15 músicos de primera, que requiere más que una apresurada escucha porque ofrece sencillez y aire a partir del folclore del País Vasco. Ayer, Kepa Junquera, junto a amigos y participantes en el proyecto y con Miguel Bosé como maestro de ceremonias, presentó en la Sgae de Madrid un disco en el que el cancionero tradicional de su tierra es materia prima local para hacer música universal. Amancio Prada, presente en el acto, participa en una canción pegada a otra canción tituladas Oriko txoria y Prima eijerra, y en las que comparte voz con gente tan dispar como Pau Donés o Eliseo Parra. Prada, acostumbrado a cantar en gallego, francés o catalán, hablaba de la experiencia en términos positivos, aunque matizaba «la dificultad de cantar sin entender nada de lo que estás diciendo. Aunque yo conocía esta música gracias a Amaia Zubiría», explicó. Aún así, consiguió disfrutar de la experiencia: «Me encanta colaborar con compañeros y asomarte así a otras sonoridades o cadencias», afirmaba el berciano. El hecho de ser melodías populares, también le sirvió al cantautor leonés para trabajar a partir de «una riqueza melódica y elegante», según señaló. El proyecto de Kepa Junquera tuvo en Miguel Bosé, omnipresente Papito del pop español que a cada día que pasa demuestra su ascendente sobre la mayoría de los músicos españoles, a la persona necesaria para impulsar, aunque fuera ideológicamente, la posibilidad de un proyecto de la envergadura que tiene este Etxea. Bosé, que calificó este disco como «obra magna», hace dos años y medio que le había sugerido a Junquera abordar esa riqueza que él tenía en la memoria como música familiar, de nanas y del folk del pueblo. Y Junquera, que así lo corroboró, también narró que pensó «en hacer algo con esas canciones. Pero después, pensé en gente y en amigos que nunca había cantado en euskera», relató Kepa Junquera. El proceso de grabación, que se desarrolló en La Habana, Madrid, Barcelona o Santiago de Compostela entre otros puntos, consistió en una primera maqueta que se fue pasando al total de los artistas participantes. Y la lista es enorme y variopinta. Desde las flamencas Estrella Morente o Ginesa Ortega, a Andrés Calamaro, Jaime Urrutia y Loquillo, como tridente rockero, pasando por históricos como Víctor Manuel y Ana Belén, Luis Pastor, Lluis Llach y Luis Eduardo Aute, y novísimos como Carlos Chaouen o Antonio Orozco, todos ponen su granito de arena para rescatar un cancionero que grabado con un espíritu sencillo y orgánico suena a lugares comunes del mundo rural. Luis Pastor, incluso, se atrevió a decir que este disco demostraba una vez más que la música va por delante de los políticos. También se comentó ayer que no se trataba de una obra dogmática sobre la lengua vasca, y que contenía su dificultad al tratarse de una gran desconocida para los artistas participantes. Pero puede que ahí radique el juego de Junquera. En la integración y en la renovación. Aunque reconociera que algún euskaldún se quedaba de piedra al oír ciertas pronunciaciones. Al margen de filosofías y dicciones, Calamaro cantando en euskera es motivo suficiente como para no perdérselo.

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