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SERGIO BARRENECHEA

Publicado por
León

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|||| Dice Genoveva Casanova que a ella no le gusta dar pena.Y yo le contestaría que no tema, que ahí encaramada al mástil de un vistoso sampán de velas rojas, surcando las aguas de una paradisiaca bahía tailandesa con su carísimo traje de Hermès al viento, tal como aparece esta semana en la sorprendente portada de ¡Hola! , es muy difícil que llegue a dar pena... Y sí es muy probable, en cambio, que levante mucha envidia: por el Hermès, por el tipazo que luce, por el marco incomparable y por el pedazo de viaje que le han regalado a cambio únicamente de posar en plan divina y hablar vaga y filosóficamente de sí misma. Posa Casanova con el glamour de Kate Winslet y la osadía de Di Caprio cuando proclamaba en la proa del Titanic: «¡Soy el rey del mundo!» (poco antes de que el barco se fuera a pique, eso sí). La diferencia es que a ella el naufragio ya le ha ocurrido. Ha sobrevivido a él y ahora parece decidida a celebrarlo con uno de esos ataques hipervitalistas que a menudo invaden al individuo que ha logrado superar una convalecencia grave o un accidente. Eso quizá explique la temeraria energía de esta mujer que lo mismo posa montando en moto sin casco que «caminando» sobre las aguas de una piscina, domando elefantes, realizando ofrendas a Buda (hay que hacer a todo) o subida a lo alto del mástil de un barco... Y eso que ella misma nos advierte que «cuanto más alto vuelas, más fuerte es el golpe». Yo creo que todo se pega y tantas horas al lado de la inefable duquesa de Alba han proporcionado a la ex esposa de Cayetano Martínez de Irujo el arrojo suficiente para hacer de su capa un sayo (de alta costura). No creo que Cayetano al ver ese reportaje sienta la menor pena por ella... Si acaso, pena de haberla perdido.