Estar embarazada y tener gato es compatible
La toxoplasmosis es una zoonosis de distribución mundial que ha provocado «terribles» miedos sobre todo en las mujeres embarazadas amantes de los gatos
Es un pánico fomentado, en muchas ocasiones, por los ginecólogos que en su preocupación por la salud de sus pacientes optan por cortar el problema de raiz, es decir, «tiene que deshacerse de su gato». La mayoría piden antes consejo a su veterinario que le dará toda la información necesaria acerca de la enfermedad asi como una serie de normas sencillas para prevenirla sin necesidad de «echar» al gato de casa. La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria en la que el gato es el hospedador definitivo. Éste ingiere el parásito que se reproduce en su interior dando lugar a la eliminación de gran cantidad de ooquistes a través de las heces del felino, que se vuelven infecciosos una vez que esporulan, y por lo tanto infectarían a otros animales tras su ingestión. Solo los felinos completan el ciclo biológico del parásito y eliminan los ooquistes al ambiente, donde pueden llegar a resistir desde meses a años, y tan solo eliminarán estos ooquistes infectantes durante un momento concreto de su vida (entre 3 y 21 días). Una vez que esto tenga lugar, es muy poco probable que vuelva a suceder. Por lo tanto los perros no pueden transmitir la enfermedad a menos que ingieran heces de gato. En el hombre raramente se diagnostican infecciones generalizadas graves, pero en el caso de las mujeres embarazadas la infección primaria durante la gestación puede dar lugar a la toxoplasmosis clínica del feto. También suele afectar a aquellas personas no inmunocompetentes, ancianos o los afectados por el VIH, pero en un adulto con un adecuado sistema inmune la infección pasará desapercibida. Uno de los puntos claves es cómo se transmite. Los humanos nos contagiamos a través de la ingestión de alimentos que contengan ooquistes, verduras mal lavadas, carnes crudas o poco hechas, agua contaminada etc. Otra vía de transmisión es la transplacentaria, materno-fetal, que da lugar a la toxoplasmosis congénita y de forma menos frecuente a través de transfusiones o transplantes de órganos. Cuanto más cerca del inicio del embarazo ocurra la infección, más graves serán las consecuencias para el feto. Lo más importante es llevar a cabo una serie de medidas preventivas. Durante el embarazo hay que evitar manipular heces de gato y en caso de hacerlo se deben utilizar guantes. Éstos también deben usarse cuando se estén realizando labores de jardinería o en una huerta ya que otros gatos han podido enterrar sus heces en la tierra. Lavarse las manos con jabón antes y después de la manipulación de alimentos, así como desinfectar adecuadamente los utensilios y superficies usados durante la preparación de los mismos. Evitar carnes crudas o poco cocidas (el parásito muere a altas temperaturas) y embutidos que no hayan sido antes cocinados. Las frutas y verduras que se ingieran crudas deben pelarse y desinfectarse antes y si se come fuera de casa evitar los vegetales crudos. Éstos son algunos de los consejos, la mayoría normas higiénico-dietéticas habituales en la vida cotidiana, que van a permitir disfrutar de la compañía del gato sin que éste suponga un peligro.