Diario de León

De hacer buzos para el París-Dakar a crear una lavandería

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A lo largo de los veinte años que duró el sector cooperativista del textil en Cistierna se vivieron muchos momentos de aperturas y cierres de cooperativas. Uno de esos casos fue el de la primera de las cooperativas, Confelsa. Varios grupos de mujeres pusieron en marcha en julio de 1988 esta primera cooperativa textil, que trabajó con diferentes empresas del sector textil a lo largo de sus años de existencia. Uno de sus primeros trabajos se los suministró una empresa asturiana y consistió en realizar los buzos que se iban a utilizar en el rally París-Dakar. A partir de ahí, siguió el proceso de todas las demás cooperativas, con trabajos en la rama del textil, confeccionando sujetadores, bragas y ropa de baño. Esta cooperativa fue perdiendo gente con el paso de los años, dado que uno de los mayores inconvenientes es que se trabajaban muchas horas y se ganaba muy poco en comparación con el esfuerzo realizado. Fue entonces cuando Confelsa se quedó con tres personas. La ley solo permitía el cooperativismo con al menos cinco. Con el cambio de la ley meses más tarde, las tres personas que quedaron de la cooperativa textil, Gelines, Socorro y María José, decidieron iniciar una nueva aventura fuera del sector textil. «Recorrimos cientos de kilómetros por toda la comunidad para informarnos y asesorarnos sobre lo que podíamos hacer. Hasta que surgió la idea de montar un centro de planchado», comenta María José Alonso. Esto hizo que las tres mujeres comenzasen planchando y cosiendo ropa en su nueva cooperativa. «Durante el primer mes, sólo tuvimos un cliente, que aún conservamos. Era desesperante. Poco a poco fuimos teniendo más gente ya que recogemos y llevamos la ropa a la gente», comenta María José Alonso. Tras seis meses de andadura, decidieron dar el paso de montar un centro de lavado. Todo requirió una fuerte inversión de las tres mujeres con un capital de 36.000 euros. La cooperativa entonces empezó a ofrecer el lavado y planchado de ropa, mantas o sábanas así como la realización de arreglos a la ropa que le iba llegando. «Un reportaje publicado en el Diario de León cuando iniciamos el sistema de lavandería propició la llegada de buenos clientes que aún conservamos. Fue un respiro importante para nosotros», señala Alonso. A partir de ese importante empujón que les dio la noticia del Diario de León se dedicaron a recorrer toda la comarca de Cistierna con su furgoneta para darse a conocer con la entrega de tarjetas y folletos. Recuerdan que dieron el paso porque veían ya que el textil era una vía que se estaba agotando dado que cada vez que fabricaba más en Marruecos y en China y más barato. «Como todo, los inicios fueron muy duros pero sabíamos que teníamos que aguantar y así, poco a poco, estamos consolidando un negocio que proporciona un servicio importante para empresas y particulares. Aunque su oferta se centra en el lavado y planchado, cuentan con un servicio de arreglo de ropa ya que aún mantienen varias máquinas de lo que fuera la anterior cooperativa de textil. Lo cierto es que se las ve muy ilusionadas aunque echan de menos a sus compañeras de las cooperativas textiles, dado que en el edificio de las antiguas escuelas de Cistierna, donde se encuentra ubicada su empresa, había hasta hace unas semanas varias cooperativas textiles.

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