Pueden ser perjudiciales para la salud y la biodiversidad

Las sustancias químicas están presentes en nuestra vida cotidiana más allá de lo que podamos imaginar. Desde medicamentos, fertilizantes, frigoríficos, ordenadores, geles, pinturas, utensilios de cocina, automóviles y productos textiles, hasta los alimentos, han ayudado a mejorar nuestra calidad y esperanza de vida. Además, la industria química europea proporciona más de 6 millones de puestos de trabajo y, sólo en España, hay unas 3.700 empresas (más de 500.000 empleos) que constituyen el primer sector inversor en I+D+i y en protección del medio ambiente. Sin embargo, a largo plazo, las sustancias químicas pueden ser altamente perjudiciales para la salud provocando desde problemas en la conducta y alteraciones hormonales hasta enfermedades como el cáncer o daños en el sistema inmunitario y, sólo en el ámbito laboral causan en la UE más de 30.000 muertes anuales. Conviene tener presente que el problema de los químicos peligrosos es tal que hoy cualquier ser humano tiene en su sangre unas 300 sustancias sintéticas que no tenían nuestros abuelos. Además, afectan a la biodiversidad ya que se concentran en el tejido adiposo. Así, en algunas zonas del planeta los peces no son aptos para el consumo; se ha reducido en un tercio las especies de aves europeas, y más del 40% de la fruta y vegetales que consumimos tienen residuos de pesticidas.