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Porsche 911 Carrera 4 y 4S, tracción total evolucionada

Publicado por
J. F. Z. | texto
León

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Más evolucionadas y potentes, las versiones de tracción total del 911 también adoptan el cambio secuencial PDK de sus hermanos «todo atrás». Los motores (345 y 385 CV) se benefician de la inyección directa, con unos consumos más ajustados. Relevo tecnológico. El innovador sistema de gestión electrónica 4x4, heredado del 911 Turbo, propicia un comportamiento más eficaz merced a la sustitución del anterior embrague viscoso, para el reparto del par entre ambos ejes, por un nuevo multidisco en baño de aceite gestionado electrónicamente. Solución que se solidariza con el funcionamiento del antibloqueo de frenos ABS y del control de estabilidad PSM, aprovechándose de otros parámetros de funcionamiento del coche (ángulo del volante y acelerador, aceleraciones longitudinales y transversales y diferencias de giro de las ruedas), una «cooperación» que se también se extiende a al motor, suspensiones y cambio PDK. Consecuencia: el renovado sistema de tracción total es capaz de actuar de forma «preventiva», justo antes de que se produzca un hipotético derrape. El incremento de potencia, entre 20 y 30 CV, es otra de las ventajas de la inyección directa de combustible en los motores de 6 cilindros «boxer» que, además, reducen más del 12% y más del 15% las emisiones de CO2, ventajas que también hay que apuntar a la innovadora caja de cambios PDK. Y la prueba del nueve... once aderezada con la función «launch control» y salpimentada con el paquete Sport Chrono Plus. Tomen nota de la «receta»: se pulsa el botón Sport Plus, se acelera a fondo con el freno pisado hasta que el cuentavueltas alcance los 6.500 giros... cuando se suelte el freno, el coche saldrá materialmente «catapultado» sin el menor asomo de pérdida de tracción para, en escasamente 4,3 segundos situar la aguja del velocímetro en los cien por hora, un par de décimas antes si se trata de la versión 4S y hasta 4 décimas menos que con el cambio manual. «Sazónese al gusto» y, un puñado segundos más tarde, ya tendremos al nueveonce rodando a 260 por hora... en circuito de pruebas, claro está, si no queremos tener la «foto-recuerdo». Si de parar se trata, que también habrá que hacerlo -se supone...-, los infatigables frenos se encargarán de forma eficaz, lo mismo que las suspensiones de sujetar el coche al asfalto. Aunque, sin de rizar el rizo se trata, también puede optarse por la opción -disculpen la redundancia- de los discos de freno cerámicos con, además, la exclusividad estético-visual de las pinzas pintadas en color amarillo; todo una exquisitez digna del mejor de los condimentos tecnológicos . En fin... ¡a disfrutar!.