Diario de León

Porsche 911, eterna seducción...

Incombustible a tiempos y modas, atractivo y poderosamente dinámico, el Porsche 911 se renueva... para seguir manteniendo el mismo espíritu que ha conquistado el corazón de miles de incondicionales. Nuevos motores de inyección directa, cambio

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Eternamente joven. Con 45 años a sus espaldas, de los 60 que tiene la marca, el nueveonce sigue manteniendo un lugar de privilegio en el corazón de los porschistas por, entre otras cosas, su constante evolución que le permite seguir codeándose con lo más granado entre los deportivos de raza. Apasionado y apasionante, el remozado nueveonce sigue fiel a su histórica implantación de puro «todo atrás» -motor colgado por detrás del eje posterior- y, en consecuencia, a la propulsión trasera, por mucho que las versiones de tracción total (ganador del Dakar en el 84 y de serie desde 1988) también tengan sus adeptos... muchos. Frente a quienes sostienen que la tal solución «todo detrás» está técnicamente superada en los tiempos que corren, cabrá apuntar que en la compra de un 911 priman los afectos más que la razón pura; así que, nadie deberá «protestar» porque haya que pagar un cierto peaje por un constreñido maletero situado bajo el capó delantero (135 litros de capacidad) o por un -quizá- discutible reparto de pesos. Lo del 911 es «otra» cosa, es una filosofía diferente y, desde luego, es hacerse con el placer de un coche auténticamente deportivo... como los ya -casi- no quedan. Y eso que, «placer» no significa encontrarse comprometido al volante del mito; sólo que, eso también, conviene saber lo que se lleva entre manos: 345 CV y poco más de 1.400 kilos (4 kilos por caballo) obligarán a tener manos; es decir, a conducir , en el más amplio sentido del término. Sin estridencias -cada cual es muy dueño- pero con la convicción de que nos encontraremos al volante de un auténtico deportivo de raza: 4,7 segundos de cero a cien; 2,8 de 80 a 120 por hora y 23,6 segundos para cubrir el kilómetro con salida parada. La «culpa» la tienen la veintena de caballos suplementarios que ahora firman los 6 cilindros «boxer» (planos y opuestos, ¡sólo faltaba!) que cubican 3,6 litros y superan la siempre mítica cota del centenar de caballos por litro. Y lo mejor: una decena de litros, algo menos incluso, en los que se cifra el consumo medio por cada centenar de kilómetros. Y la guinda: el cambio automático secuencial PDK de 7 marchas y doble embrague; sustituto del anterior Tiptronic y que, en un santiamén, «salta» de una marcha a otra de forma más progresiva, sin «sobresalto» alguno y -ya se ha dicho- con unos consumos más ajustados. Por mucho que algunos puristas recalcitrantes sigan prefiriendo la caja manual. Aunque cada cual es muy dueño y para gustos se han hecho colores, lo cierto es que la caja PDK se muestra tan deportivo como cómodo en su accionamiento con, además, tres leyes de funcionamiento: Normal, Sport y Sport Plus (opcional, éste último) y, por ende, puede utilizarse en modo totalmente automático o manual (por secuencial), bien sea accionando la tradicional palanca o las levas del volante que, eso sí, quizá podrían tener un tacto más optimizado. Si, además de todo lo dicho, el comprador opta por la opción -valga la redundancia- del sistema PASM de suspensión activa (1.700 euros) que trae aparejado una mayor dureza en los tarados y por el paquete Sport Chrono Plus (1.200 euros) que, mediante el accionamiento de un simple botón modifica el mapa de utilización del motor, el 911 se convertirá entonces en todo un auténtico coche de carreras . Los incondicionales porschistas pueden seguir estando bien tranquilos, no les defraudará la mitología de un ancestral concepto, sugestivamente puesto al día, con el que han disfrutado infinidad de aficionados... y lo seguirán haciendo cuantos novatos se apunten al club de un auténtico coche deportivo, de los que ya -casi- no quedan.

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