Carta a los Reyes Magos

Somos Guille y Guzmán, dos gemelos de raza siamesa y apenas dos años de edad. En estas fechas nos gusta disfrazarnos de pajes reales para animar a Sus Majestades de Oriente, que ya están de camino hacia nuestras casas con sus camellos bien cargados de regalos. Porque Melchor, Gaspar y Baltasar, son básicamente buena gente. Nosotros les pedimos un surtido de gominolas para gatos, ratones de mentiras que tengan las colas muy largas y pájaros de juguete y muchas plumas, con los que pensamos disfrutar durante horas. Desi, nuestro hermano mayor, es bastante gamberro y espera una colección de revistas subidas de tono en las que aparecen gatitas ligeras de ropa, además de un disfraz de mosquetero. Y nuestros primos, Coco y Greta, se decantan más bien hacia el tema de la alimentación refinada, así que estarán muy contentos con una cestita de exquisiteces felinas y otras golosinas varias.

Nuestra felicidad no puede hacernos olvidar a los animales que sufren y lo pasan fatal. Perros, gatos y otras especies que soportan auténticas barbaridades. Así que, por encima de todo, exigimos que se cumpla de una vez por todas la Ley contra el Maltrato, para que todos podamos convivir de una forma tranquila y razonable. Como prueba de buena voluntad, un ejemplo de coexistencia pacífica entre unos y otros, también vamos a pedir a los Reyes Magos un hueso para nuestro amigo Randy, el perro de Begoñina, y un buen bocata de jamón para Polín, el can más atractivo de todo Villadangos, como demuestra el surtido de novias que le acosan día y noche. Dado que estamos en tiempo de olvido y reconciliación, incluso perdonaremos a nuestras veterinarias favoritas -Merri, Moni y Meli- todas las judiadas e inyecciones que nos aplican a lo largo del ejercicio, algo que al parecer es por nuestro bien. Incluso deseamos a la jefa María que sus futuras gemelas, a punto de nacer, sean tan guapas como lo somos nosotros.

Tampoco queremos olvidarnos de la clase política, responsable de la tempestad económica que afecta al mundo entero. En primer lugar, los Reyes Magos deberían echarles un buen diccionario para que aprendan a hablar. Porque ¿qué quiere decir el barbudo señor Rajoy, ese hombre que parece la alegría de la huerta, cuando asegura que estamos viviendo una «crisis de caballo»? Vamos a ver-¦ ¿Qué caballo, Babieca o Rocinante, es el responsable del tema de las hipotecas, de las estafas perpetradas por algún listo o incluso de la guerra de Irak? Más bien la culpa atañe a ciertos borricos, dicho sea con todos los respetos para los genuinos, que por cierto andan por ahí dando conferencias sobre la forma de arreglar el desaguisado. ¡Mecagüen San Miau!

Parece que el mundo se ha vuelto loco perdido, y no hay más que pensar en lo que estarán pasando ahora mismo los perros y gatos palestinos. Pero bueno, trataremos de olvidar durante unos días tantas injusticias y miserias, aunque sin dejar de lado los retos de un porvenir que nos importa a todos por igual.

En fin, que los Reyes Magos sean generosos con el pueblo de León en general, pues buena falta nos hace, y en particular con los lectores de esta sección que trata de acercar nuestra problemática a la opinión pública. No dejen, por favor, de adoptar a esos perros tan bonitos que, por azares del destino, ahora mismo no tienen dueño. Nosotros nos despedimos con muchos besos y una emocionada coplilla navideña:

Sus seguros servidores

Guillermo y Guzmán:

les desean feliz año,

mucho turrón y champán.