Diario de León
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León

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|||| No son todas las que están, pero son muchas. Más de las que un recuento inicial puede hacer suponer. En el machista rock-™n roll siempre ha habido lugar para las mujeres, aunque se les reservara, eso sí, el apartado de anécdotas. Injusto como lo demuestran nombres históricos de artistas que demostraban que no sólo de hombres vive el rock. Gracias a Dios. Ahí están las Janis Joplin, Patti Smith, PJ Harvey, Bjork-¦ y una lista interminable pero siempre a reivindicar. Y en la España del siglo XXI hay una importante generación a tener en cuenta que se ha liberado del carácter de complementaria y que circulan por los escenarios con voz propia, poderío y sin atisbos de superficialidad. Algo así como unas Chrissie Hynde, aquella maravillosa voz de The Pretenders, que tienen algo que decir y lo hacen. Las hay de largo recorrido, como Olvido Gara Alaska, la madre de todas las rockeras, o Lourdes Hernández, la gran esperanza pálida del pop-folk español con su flamante Russian Red. Entre ambas, Leonor Watling, Najwa Nimri, Christina Rosenvinge, Vanexxa, Tulsa, la Vinila Von Bismark de Krakovia, Eva Amaral o Mai Meneses son ejemplo de esta rienda suelta que es el pop, no de mujeres sino de ellas y su circunstancia, porque, lejos de abordar temas específicos, le cantan a lo global, a los grandes temas, como todo el mundo y como debe ser.

Lo que nos espera

En el 2009 darán que hablar porque, por ejemplo, Russian Red arrasa con la delicadeza de su voz y de su I Love your glasses . Y Christina Rosenvinge que ya pasó por esa etapa, se pone el pop por montera para ofrecer su disco liberador, por otra parte excelente: Tu labio superior . Ser y vencer es lo nuevo de Vanexxa, como confirmación de su insólita apuesta artística y convertida en una auténtica no se la pierdan. Y Alaska y su Fangoria compartida tienen ya en boxes un nuevo disco titulado Absolutamente .

En definitiva, hay un antes y un prometedor después condenado a que no haya noticia porque una chica saque un disco, sino porque ese trabajo merezca la pena. Queda camino por recorrer, porque muchas de ellas confiesan que aún el negocio reserva los grandes puestos para los otros. Pero, poco a poco, se confirma que una mujer subida en un escenario nunca fue un florero.

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