Tú y tu mejor amigo

|||| Si alguien está buscando un fiel compañero de juego, de cariño, de apoyo, incluso de travesuras, ese sin duda sería su mascota.

Tras mucho tiempo de inquieta demora adquirí a Lolo hará sólo una breve pero intensa semana, y desde que nos obsequia a toda la familia con su presencia hemos notado un mejorable cambio en nuestro hogar.

Cada día nos despierta con sus remolones maullidos, sus patitas tintineando por el pasillo silenciosamente y sus juguetonas zarpas intentando atrapar nuestros pies que asoman entre las sábanas.

Después de refrescarse con el agua recién cambiada, bacilante se acerca con amago de atacar; sin embargo su retráctiles uñas siempre permanecen escondidas bajo sus peludas patas y nos ofrecen su pancita dando vueltas por el suelo ronroneando.

Cuando llegamos de la calle, trayendo con nosotros el frío invierno a casa, él nos regala su amoroso calor que sin duda es el más sano para nuestras cansadas mentes.

Cuando se esconde, su rabo siempre lo delata; sus cristalinos y deslumbrantes ojos redondos son una delicia cuando mirándote atiende por su nombre.

En fin, estoy encantada con mi Lolo, y poder ofrecerle lo mejor es poco comparado con la felicidad que él nos aporta cada día.