Diario de León

Opel Insignia, superación de fábrica

El sustituto del Vectra deja pequeño a su antecesor. El nuevo Insignia gana muchos puntos en los catálogos de Opel, se apunta a la moda de estructura «berlina-coupé» y se posiciona como un modelo moderno, lujoso y estéticamente avan

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|||| ¿Un Opel?. Tanto han cambiado los planteamientos generales del Insignia frente a los del clásico Vectra, que habrá más de un observador que se pregunte si realmente lo que ve es un Opel.

Después de años -“décadas- en los que el fabricante germano no se «atrevía» a romper moldes, que la llegada del Insignia supone todo un soplo de aire fresco en los catálogos de la marca.

Opel inscribe al Insignia en la moda de los «coupé cuatro puertas», tan en boga últimamente y que transforma a los modelos de siempre en auténticas piezas de estilismo avanzado que, dicho sea de paso, llaman poderosamente la atención.

Para nadie es un secreto que, desde hace años, Opel ha venido rindiendo culto a la aerodinámica, aspecto que también se pone de manifiesto en el nuevo Insignia: 0,27 de coeficiente Cx deja bien claras las tales intenciones.

Si la ventaja de una cuidada aerodinámica es innegable por lo que supone de optimización de prestaciones y consumos, también es cierto que el usuario deberá estar dispuesto a pagar ciertos peajes . La rebajada altura de techo es uno de ellos, en el sentido de que, como fácilmente puede suponerse, el acceso al interior del habitáculo resulta algo más «comprometido», a la vez que se limita la habitabilidad de las plazas traseras.

En contrapartida, la zona delantera del habitáculo hace gala de una amplitud y un diseño acordes con el segmento de militancia y las expectativas que ya venía creando el Insignia, diseño y calidad visual presiden un diseño que en nada recuerda al del Vectra eso, por no hablar de la carga tecnológica que trae la sofisticada instrumentación de inspiración informática que adopta el modelo. La calidad visual y de acabados resulta ser todo un punto de inflexión en los planteamientos del fabricante.., por mucho que ciertos detalles (palancas de intermitentes y limpiaparabrisas, manillas interiores de puertas...) sigan recordándonos que estamos dentro de... un Opel.

El Insignia gana una veintena larga de centímetros respecto al longitud del Vectra (sólo cuatro de ellos afectan a la batalla), mientras la anchura total gana seis centímetros.

Como también ha venido siendo «norma de la casa» desde hace años, el Insignia se muestra como un infatigable viajero por, entre otros aspectos, un depurado comportamiento dinámico que, en el caso de la versión Turbo (220 CV) eleva esta circunstancia a niveles francamente interesantes, máxime por la buena combinación de esta mecánica con la caja automática capaz de funcionar en dos modos: Tour (confortable) y Sport (más deportivo y, en ocasiones, hasta «drástico»). Así que, desde el punto de vista práctico, se diría que nos encontramos al volantes de dos coches auténticamente diferentes.

Entre las posibilidades de gasóleo, las versiones de 130 y 160 CV son las que, lógicamente, más se ajustan a la envergadura -“y pretensiones- del Insignia (el 110 CV se queda algo corto). Dos mecánicas agradables de funcionamiento, algo rumorosas «en frío», que cumplen sobradamente con las expectativas. Lógicamente, es el 160 CV el que mejor cumple con las expectativas del segmento -“y precio- en el que milita el Insignia. Se trata de una evolución del conocido 1.9 CDTi de 150 CV que gana una decena de caballos (ligero aumento de cilindrada) y, lo mejor, también ofrece un par máximo superior, lo que, por elasticidad, siempre se agradece en una mecánica de gasóleo. El par arranca en sólo 1.750 vueltas y se mantiene con autoridad hasta las 3.500, lo que también rompe con la anterior tendencia diesel en las mecánicas de Opel con, además, el inestimable concurso de la caja manual de 6 velocidades. No son motores tan depurados como algunos de sus enemigos naturales (PSA, por ejemplo) pero cumple.

En suma, que el Insignia da un evidente paso adelante en los planteamientos del fabricante, por lo que supone de salto cualitativo y dinámico en su utilización práctica.

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