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La más Borbón

Carmen Duerto y Cecilia Crego publican la primera biografía sobre la infanta Elena

Publicado por
León

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|||| Elena de Borbón ya tiene quien le escriba. Acaba de publicarse su primera biografía. La periodista Carmen Duerto y la historiadora Cecilia Crego han presentado estos días La Infanta Elena. La reina que pudo ser , editado por La esfera de los libros. El libro es un trabajo exhaustivo que describe las diferentes etapas por las que ha pasado la primogénita de los Reyes y la retrata como una mujer eminentemente alegre, expansiva, a ratos impulsiva y siempre en busca de su propia libertad; una princesa nacida en un palacio que, si volviera a nacer, seguramente no elegiría ser reina, sino una ciudadana anónima.

Elena de Borbón y Grecia nació en Madrid a finales de 1963, cuando en España era posible veranear en Benidorm, con todo incluido, por tres mil pesetas. La trajo al mundo el ginecólogo vizcaíno Manuel María Mendizábal y Amézaga. Fue la primera descendiente de don Juan Carlos y doña Sofía cuando aún no eran Príncipes de Asturias ni ella infanta.

«Hacía mucho tiempo que deseaba escribir un libro sobre la Infanta -”revela Carmen Duerto-”. De Elena me atrae que, pese a ser la primogénita, pasará a la historia por haber resultado discriminada por ser mujer. Ella ha sido la pionera en muchas cosas dentro de su familia. Se crió en un palacio, es cierto, pero su aspiración siempre fue salir de él».

La biografía la describe como una niña alegre, que bailaba en la acera con su padre cuando éste la llevaba al cole. «Elena ha sido siempre el ojito derecho del Rey -”asegura la periodista-”. Y es también, como se ha dicho siempre, la más Borbón, la que más se le parece. Coinciden en todo: a los dos les gusta la velocidad, competir para ganar... El Rey también montaba a caballo y ambos son aficionados a los toros. Además se emocionan, lloran y gritan de alegría o de tristeza. Disfrutan con la caza, dicen tacos y les encanta salir».

El libro descubre que en una ocasión, la Infanta excluyó a su madre, la Reina, de una de las pruebas de su vestido de novia por una enfado tonto, de los típicos que se producen entre madres e hijas. «Elena tiene varias lecturas -”apunta Duerto-”. Por un lado está la infanta de España que hace su papel protocolariamente impecable («Hoy me toca ponerme la mantilla», suele bromear). Por otro, el personaje público que acude a actos privados en los que no soporta la insistencia de la prensa y se le nota; de ahí la patada que le propinó a un periodista, porque estaba harta de ser perseguida en un concurso de saltos. Y luego está la Elena intima, una mujer con carácter, genio, de fuertes prontos que enseguida se le pasan y te pide disculpas; la amiga que está al pie del cañón. Una persona, según sus amigos, muy sensible y que se bebe la vida a grandes sorbos». Tras entrevistar a muchas personas cercanas a la Infanta, Carmen Duerto averiguó que Elena se ha reído muchas veces de su propio mito; «ése que la retrataba como la menos espabilada de los tres hermanos. Dicen que no era raro que ella repitiese los chistes que se contaban sobre eso».

Con Jaime de Marichalar se casó «enamorada y convencida de que sería para siempre». Duerto opina que para el duque de Lugo, «una persona que también se considera de posición elevada e importantes antepasados, no fue fácil sentirse relegado a un segundo plano. La Infanta pensaba que con paciencia los matrimonios perduran. Pero se les cruzó el ictus, y el cambio de personalidad y carácter que eso originó en su marido».

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