La síntesis del birrete y la boina
Licenciado en Derecho, de 47 años, el presidente electo de Galicia tiene una larga trayectoria política. En contra de todos los pronósticos logró recuperar la mayoría absoluta para el PP en una jornada con una participación histórica. Amante de
|||| Alberto Núñez Feijóo logró para el PP lo que muchos consideraban un imposible. Tras cuatro años de destierro en Galicia por un puñado de votos llegados desde Sudamérica, los populares recuperaban el poder en una comunidad emblemática para ellos y lo hacían en un momento especialmente duro por la crisis interna arrastrada desde la derrota electoral de las generales de marzo del 2008. Tras la polémica de las presuntas escuchas en Madrid, con el caso Gürtel del juez Garzón lanzando sospechas sobre el PP, y con un número uno por Orense al que tuvo que sacar sobre la marcha de la lista por un conflicto con la Agencia Tributaria, Feijóo logró la mayoría absoluta en una jornada récord en participación, un aspecto sobre el que todos los analistas políticos acabaron errando.
El presidente electo de Galicia nació el 10 de septiembre del 1961 en Os Peares (Orense). Es Virgo en el zodíaco, a él le gusta decir que le defi nen la austeridad y el rigor en el trabajo. Austeridad y solo diez consellerías ha prometido para gobernar Galicia sin gastar un euro de más. Y el rigor Feijóo lo explica así: «Tengo una amplia experiencia en cargos en la Administración y cuando alguien me vino con propuestas no convenientes no tardé ni un segundo en decirle -˜-˜se ha equivocado usted de despacho, adiós muy buenas-™-™».
Feijóo, que a los diez años se marchó interno a León, estudió Derecho y dejó la oposición a juez para sacar plaza como letrado en la Administración gallega. El motivo era que tenía que ayudar en casa económicamente.
Sus familiares lo definen como un hombre muy responsable y aplicado. Su hermana dice que gastaba los codos. Y su padre, que se olvidaba de bajar a comer cuando se encerraba a preparar la oposición en un trastero que habían adecentado para que Alberto estudiase. «Teníamos que subir a llamarlo», cuenta el padre. La madre, Sira, dice que lloró cuando su hijo se fue a León interno, pero que entendió que era lo mejor para un chaval aplicado.
A Alberto le gusta el deporte. Es lo que más echa de menos cuando está demasiado ocupado. Recuerda que los Maristas Champagnat de León eran «los mejores» en balonmano. Y confiesa que ahora lo que más le gusta es correr, si la agenda se lo permite.
Soltero, con 47 años, adora a su sobrina y una y otra vez repite en sus entrevistas una sorpresiva definición del matrimonio: «Es una institución muy poco democrática». Los cercanos a él dicen que a lo mejor cambia de opinión ahora que mantiene una relación con una joven de nacionalidad filipina, que hasta lo acompañó en algunos mítines.
Ese carácter taimado y responsable es el que hace que Romay Becaria se fije en él para la secretaría general de la Consejería de Agricultura. Debuta así con 29 años en un cargo. De la mano de Romay irá a Sanidad y al ministerio, donde llega a ser presidente del Insalud. En Madrid otros ojos se fi jan en él, los de Álvarez Cascos, que lo nombra presidente de Correos, donde moderniza la compañía postal.
La crisis del Prestige se cruza en su vida. Y ahora es Rajoy el que se lo recomienda a Fraga para sustituir al delfín eterno, Xosé Cuíña. Primero es consejero de Política Territorial y, más tarde, vicepresidente. Pero una de las hazañas de su publicidad en esta campaña es que ha dado la sensación de que jamás estuvo en los gobiernos de Fraga. Semejante carrera hace pensar que podemos estar ante alguien centrado en su trabajo. No es así y quienes mejor lo conocen resaltan por encima de todo que es un bromista.