Aumenta la demanda de etólogos para mascotas
Cada vez son más las personas que solicitan un adiestrador porque su mascota padece problemas de comportamiento
|||| En ocasiones una camilla hace las veces de diván, es la psicología canina -”conocida científicamente como etología-” y cuya demanda se ha multiplicado en los últimos años ante la creciente «humanización de las mascotas». Perros y gatos también sufren problemas psicológicos que, en la mayoría de los casos, tienen detrás la mano del hombre.
Son infinidad los casos que se observan de animales con diversos trastornos en el día a día de la clínica veterinaria. Perros con fobias, ansiedad, aquellos que ladran cuando suena el timbre de la puerta o el teléfono, micciones indeseadas tanto de perros como de gatos, automutilaciones, conducta agresiva o dominante, etc. Son situaciones en las que el propietario se ve en la necesidad de acudir a un etólogo o de lo contrario en caso extremo se tiene que deshacer de su mascota.
Educar a un perro no nos ocupará mucho tiempo y nos ayudará a mejorar la relación con nuestra mascota. Los expertos recuerdan que la visita al psicólogo puede evitarse si se educa correctamente a los animales desde cachorro y se atiende a sus necesidades.
Lo prioritario es asegurar la seguridad y el confort de nuestros animales. El castigo sea cual sea, a largo plazo no aportará ningun resultado positivo, al cantrario, puede desencadenar agresividad en contra de quién lo ejerce. Los expertos afirman que la educación debe representar un momento agradable, con juegos, paseos y refuerzos positivos. La clave está en prevenir y cuidarles sin intentar convertirlos en pequeños humanos. La mente de su mascota se lo agradecerá.
Antes de nada es fundamental descartar, mediante una serie de análisis clínicos, la existencia de cualquier problema orgánico o físico donde puede estar el origen del trastorno. Despues hay que ver como interactúa con el ambiente, con las personas, otros animales, si es obediente etc.
Es muy importante la participación activa de todos los miembros que integran la familia, o que conviven con el animal. Todos deben seguir las mismas pautas indicadas por el adistrador para que no exista ninguna confusión y pronto se vean resultados satisfactorios.
El ladrido por ejemplo no es un defecto que haya que erradicar, sino una forma de expresarse que debemos modelar. Buscar las causas por las cuales el animal ladra y así cortar el problema de raíz cuando veraderamente sea necesario.
Un animal que posee problemas de conducta, es una animal que sufre, no puede interactuar adecuadamente con aquello que le rodea y por ello reacciona de muy diferentes formas, miedo, agresividad y las problemáticas vocalizaciones.
Hoy en día se ha avanzado mucho en el ámbito del comportamiento canino y felino, pudiendo afirmar que estos trastornos son producto del déficit comportamental durante el desarrollo del animal, a la vez que también están influenciados por del medio y en menor medida por la genética. Todos creen que a su mascota «sólo le falta hablar», que es uno más de la familia, pero la realidad es que se están humanizando demasiado y eso es el principal desencadenante de los trastornos de comportamiento. El perro siempre sabe quién manda, el problema para él aparece quando no manda nadie.
Lo que un perro necesita para su instrucción firmeza y paciencia, por parte del dueño, ejercicio, disciplina y afecto, y éste siempre en último lugar.