Padres

|||| Tengo un amigo que opina que Belén Esteban es la mujer que más rendimiento le ha sacado a la maternidad del mundo mundial. Dice que su principal fuente de ingresos (y Belén gana muchísimo) procede de un único y, según él, dudoso mérito: haber tenido una hija con un torero famoso.

Estoy bastante de acuerdo con mi amigo, pero no del todo, pues sostengo que la Esteban ha sabido rentabilizar también otros asuntos. A saber, sus novios, su mal caráter y peor entendimiento con los Janeiro, e incluso esa montaña rusa en la que, desgraciadamente, cuando se acalora se convierte su glucosa. El azúcar, al margen de los disgustos, le ha proporcionado a Belén casi tantos beneficios económicos como a la isla de Cuba; y eso sin tener que ir a la zafra.

Pero es cierto que la especialidad de esta mediática mujer son los ataques a Jesulín, un plato frío (así se sirve la venganza) que ella ha aprendido a cocinar ante las cámaras de mil maneras y que su público devora con ganas y siempre está dispuesto a repetir (no como Andreíta con el pollo). Lo lógico sería pensar que en casi diez años de conflicto a Belén se le hubiera agotado el repertorio.

Pero, qué va, los agravios contra su ex se multiplican y renuevan cada temporada más que el fondo de armario de Isabel Preysler. Ahora, por ejemplo, ha habido una conjunción de astros muy favorable al negocio familiar de la Esteban. Se han juntado el Día del Padre, la visita de Andreíta a Ambiciones (tras muchos meses sin ver a Jesulín) y el que el papá enviara a un chófer a recoger a la niña. Belén ha afeado una vez más la conducta del diestro. Y tiene razón. Jesulín debería estar ahí recibiendo a su hija. Quizá no lo haga para no participar en ese circo mediático.